Los 150 millones de dólares de un casino, el sistema de seguridad más infalible del mundo, y una pandilla de especialistas para superarlo y hacerse ricos..
Desconozco el grado de interés que puede seguir despertando la temática de las cintas de robos en habitáculos inaccesibles, son demasiadas las que acumula la historia del cine, y pocos pues los retos que quedan por superar. En esta ocasión, una nueva cuadrilla de actores de renombre al servicio del omnímodo Soderbergh, serán el principal aliciente para esta disección del robo imposible, tanto en planificación como en ejecución, con tanta ficción y casualidad forzada, como consiguen disimular ese amplio elenco de guionistas -ayudados de dos o tres situaciones de 'uh, que los pillan'- y un final abierto a los designios imaginativos del espectador.
Es obvio que con tanto recurso, bien en el guión, bien en el mencionado harén de vedettes jolibudienses interminable, donde hay un actor de renombre en cada esquina (e incluso es posible que haya alguno oculto en el fortalecido labio superior de Julia Roberts), virtudes no le faltan: la tensión está bastante medida, los personajes bien dibujados, e incluso Brad Pitt parece haber olvidado ese intento tan particular que tuvo la última vez que actuó con la mujer del labio inabarcable, de ejercer de cruce histriónico entre Jim Carrey y Jamirroquai.
Aún así, si tienen algún que otro problema con el género como quien os escribe, pese a que esta no va a ser ni mucho menos una película insufrible, quizá agradezcais más otro tipo de cintas, aún no tan bien hechas y con tanto recurso.
Por lo demás, la relación amorosa entre Clooney y, sí, otra vez, la chica que podría convertirse en nuevo logotipo de los Rolling Stones, tiene un interés e intensidad, estrictamente prescindible.