La suerte de Volver son todas las actrices secundarias, hacen de sus personajes personas, lo que es muy difícil ante tan caótico guión.
Raimunda (Penélope Cruz) ha ido al pueblo a visitar y limpiar la tumba de su difunta madre (Carmen Maura) con su hija (Johana Cobo) y su hermana Sole (Lola Dueñas). Después pasan por casa de la tía Paula (Chus Lampreave), quien, aunque con la cabeza más ida que otra cosa, lleva una vida aparentemente ordenada y tranquila. Ya de vuelta a Madrid, la vida de Raimunda se complica por momentos: un marido que se va al paro, un marido que bebe demasiado, un marido que acaba dando problemas. Y como los problemas nunca vienen solos, la tía Paula muere y alguien que estaba muerto empieza a pasear entre los vivos. El viento solano que azota el pueblo manchego dicen que es la causa de la locura de sus habitantes. Quizá. Muchas veces los locos son los que viven más felices.
Pedro Almodóvar presentó el pasado lunes 13 de marzo en Madrid Volver, su decimosexta película. Con ella ha querido regresar a la comedia dramática de situación, al grupo de actrices que se relacionan ágiles y voraces, a los lugares que conoce, como es La Mancha, a las clases no privilegiadas, a lo excéntrico, a lo histriónico, a lo popular, pero se ha quedado en la intención. Hace ya unas cuantas películas que las historias no le fluyen en la pantalla al ritmo que parecen necesitar. Una actrices entregadas y perfectas casi todas en su interpretación se encuentran encasilladas en escenas pequeñas que se conectan con dificultad y que parecen no pertenecer a la misma película. O sí, pero a una película que aún guardando conflictos muy importantes te llega simple y carente de sensibilidad. Todo se descarga en el final, pero llegas con pocas ganas; la capacidad de intrigar al espectador y de involucrarlo en la historia no funciona en Volver. Te preguntas si Almodóvar quería afrontar de verdad los temas serios y duros que están en el fondo de la película, o si han sido una simple pata más de la mesa para que tuviera de todo. En fin, si quería ser dramático, ni por los pelos; si la cosa iba de comedia loca, vamos justos; y si la intención era reírse como bálsamo para el dolor, tiene que empezar a escribir de nuevo. Como consuelo, algunas expresiones de sus personajes robadas del lenguaje popular que llevan frescura y libertad a la pantalla. Gracias por eso.
La suerte de Volver son todas las actrices secundarias, están perfectas: Carmen Maura, Lola Dueñas, Blanca Portillo y Johana Cobo hacen de sus personajes personas, lo que es muy difícil ante tan caótico guión. La no suerte de Volver es su protagonista: Penélope Cruz; uno de los mayores desaciertos de toda la filmografía de Almodóvar. A Penélope se le escapa el personaje, o los personajes, porque vemos a varias Raimundas a lo largo del metraje. Pedro comenta que ha querido recrear en el personaje de Raimunda a la Sofía Loren más joven, a la Claudia Cardinale de los cincuenta, a la Anna Magnani de Bellissima, quizá ha insistido tanto en ese parecido que Penélope ha desaparecido detrás de ellas; llega a estar forzadísima, no sabes si está haciendo un anuncio de colonias italianas o llenando cubos de agua en la Fontana di Trevi, pero seguro que en La Mancha y en Puente de Vallecas no está.
Almodóvar comenta en la rueda de prensa: “La fama hace más difícil observar la realidad. Ahora me cuesta tres pasos más conocerla”. A lo mejor son catorce o quince pasos más los que tiene que dar para, aunque no real, ser vertiginoso, envolvente, emocionante, en definitiva, para ofrecer un espectáculo vivo.