La decisión final, no lleva a una revelación ni lo suficientemente sorprendente, ni lo suficientemente lógica
Kathy (Andie McDowell) sufre extrañas llamadas telefónicas en mitad de la noche, ve a su marido fallecido en los lugares más insospechados y tiene que convivir con una banda sonora de suspense que le impide seguir con su vida. Cada una de sus tribulaciones se encuentra ligada a las situaciones paranormales que vive en su día a día, y que tienen todo el aspecto de dibujar una venganza a ultratumba.
La última señal, parece una señal decidida en el último momento por uno de sus tres guionistas después de hora y media escurriendo el bulto. La decisión final, tras toda la especulación posible y machacar con escenas de tensión propias de una introducción cuando el tema ya huele a muerto y que consiguen que la preparación de ambiente nunca dé paso al nudo del suspense, no lleva a una revelación ni lo suficientemente sorprendente, ni lo suficientemente lógica. Ello aún cuando la forma de machacar la lógica debería resultar sorprendente.
A la vista de sus errores en elementos tan relevantes, se la debería considerar una mala película con opciones de llegar a pésima. No obstante, es difícil explicar qué es lo que hay en ella que la hace extraña en algunos momentos, que le da un aire diferente, con un ambiente singular y que llega a mantener dudas sobre si todo aquello podría valer la pena. Su realizador Douglas Law parece encontrarse con un par de escenas inquietantes en que no hay nada lo suficientemente dislocado para desconcertar pero que lo hacen como en pocas ocasiones. Alguna toma podría salir de un hotel tan turbador como el del Resplandor de Kubrick, otras reciben el magnetismo esquizofrénico de Margot Kidder (la Lois Lane de Superman), que con su solo rostro de demacrada perturbada llega a parar el corazón del respetable.
A pesar de lo dicho, uno tiene la firme sospecha de que más que hallazgos se trata de casuales encuentros, anécdotas que han surgido por el camino y que en el seno de una realización variopinta han terminado por parecer rasgos identificadores propios, algo que ante la acumulación de clonaciones semanales parecen dar aire con que respirar a los que buscan cosas diferentes. En cualquier caso, los amantes del suspense se sentirán decepcionados, los defensores de la lógica inevitablemente engañados y los que aspiren a algo diferente tampoco verán sus vidas cambiadas ni recibirán un motivo de recuerdo más allá de la extraña aura de la Kidder. Si en algún momento esta no quedase anclada con el resto en un eterno inicio de película de terror que no se atrevió a serlo, y se sacase una escoba de las faldas para surcar la noche entre carcajadas, nos robaría para siempre la felicidad y la posibilidad de descansar en nuestros sueños.