Si el éxito de un juego se basa o en la novedad o en el perfeccionamiento, The Suffering debería ser en principio un intento de buscar el segundo camino y con pocas posibilidades de lograrlo. Porque si el argumento nos habla de sobrevivir en una prisión, dentro de los cauces habituales del juego de supervivencia, lo normal es pensar ‘uno más, que pase el siguiente’, y como mucho esperar que dentro de su mediocridad esté llevado con corrección.
Pero lejos de eso, el supuesto sufrimiento que deberíamos compartir con nuestro protagonista (la verdad, es extraordinarmiente fácil disfrutar con él), nos lleva a una de las mejores demostraciones de lo que un Survival Horror puede lograr, avanzando en varios conceptos y evidenciando que todavía queda mucho camino por recorrer, siempre que se haga con verdaderas ganas de aportar más que la competencia.
Y en este caso, hay varias causas que podrían señalarse como importantes incentivos que lo hacen merecedor de un puesto destacado, de ser uno de esos juegos que si uno empieza, sencillamente no puede abandonar. Eso que hace ya muchos años logró Capcom con Resident Evil, y que a lo largo de sus episodios se ha ido perdiendo progresivamente.
De entre esos incentivos, hay uno que es del todo excepcional: lograr una fusión de géneros y de ideas de las que no suelen salir, de las que suelen torcerse, y hacerlo con un resultado más que satisfactorio.
El juego
Torque es conducido al interior de Carnate, una oscura prisión situada en una isla que añade al obstáculo de los muros, el agua del océano como barrera para sus presos. Su horrendo crímen es haber asesinado a su familia, aunque él no recuerda nada. Tan sólo tiene destellos turbios que forman horribles escenas, y que se van incrementando con el paso del tiempo como posible consecuencia al estrés que va acumulando desde que pisa su celda.
Porque todavía sin tiempo para habituarse a su regreso a la prisión, algo sucede. Problemas eléctricos y gritos desoladores empiezan a revolucionar a los presos. Víctimas de la histeria, suplican auxilio. Hasta que acaban mutilados por la misma bestia que antes aniquilaba estancias contiguas.
Aparentemente impasible, aprovechando los daños a las celdas, Torque comienza su fuga. Su fortaleza y habilidad con las armas le permiten ir sorteando obstáculos... y no son pocos, tanto de ingenio para recorrer la prisión, como de relaciones de distinto tipo con los carceleros.
Y, claro, el permanente enfrentamiento con todo tipo de monstruos.
Diseñados por Stan Winston, que tiene en su curriulum la creación de criaturas para Jurassic Park, Alien o incluso Eduardo Manostijeras, sus diseños de El Slayer (un ente esbelto con cuchillas en las extremidades) o Mainliner (un horrible bicho fluorescente armado de inyecciones que lanza a bocajarro) son uno de los mejores elementos del grafismo, y sólo una parte de las 12 diferentes especies con que nos encontraremos en una desesperada fuga.
Si en ese aspecto tenemos algo a destacar, en cuanto al modo de enfrentamiento tenemos lo que puede ser la principal baza del programa: su fusión entre survival tradicional y shooter. Este tipo de combinaciones difícilmente pueden acabar bien.