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Ratatouille - critica de cine
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Ratatouille

Hasta el infinito y más allá

Un artículo de Diego Salgado || 06 / 8 / 2007

Nueva y maravillosa muestra de la ambición creativa de Pixar en el campo de la animación digital, de visión obligada para espectadores con un mínimo criterio estético

El último, radiante largometraje de animación digital en tres dimensiones producido por Pixar para Disney tiene mensaje. Tan ineludible y radical como el que ofrecían Cars (2006) y Los Increíbles (2004), por recordar los dos trabajos más recientes de la compañía liderada por John Lasseter. Es un mensaje hasta cierto punto impopular, y de hecho sus consecuencias empiezan a trascender los desenlaces de las tres ficciones citadas para calar en el mundo real: Ratatouille, como Cars, está teniendo recaudaciones inferiores a las obtenidas por Ice Age 2, Shrek Tercero, Los Simpson y otras mediocres animaciones coetáneas.

Es natural. Las inquietudes de Lasseter, de los realizadores Brad Bird y Jan Pinkava, y del resto de la tripulación de Pixar se centran en la búsqueda de la excelencia, en el aprovechamiento de todo nuestro potencial, en el descubrimiento de nuestra verdadera idiosincrasia. Aunque ello nos conduzca a la proscripción por parte de una colectividad que siempre ha basado y basará su poder en la medianía, el gregarismo, y la sumisión a unos indicadores de victoria y derrota absolutamente coyunturales. Una colectividad a la que no debe cederse ni un ápice hasta que no aprenda a reconocer al individuo en lo que es, y no en lo que debiera ser para contentar a los otros. ¿Cómo no van a despertar las propuestas de Pixar la sospecha en un mundo como el nuestro, que ha hecho de las personas simples reflejos bovinos, indistintos, de una colectividad ciega, chillona y autocomplaciente? “Las águilas vuelan solas, los cuervos en grupo”, sentenció lúcidamente Rückert. “Hasta el infinito y más allá”, proclamaba Buzz Lightyear en Toy Story I y II (1995, 1999) antes de lanzarse al vacío siguiendo sus heroicas convicciones.

No se trata de una filosofía de cara a los demás. En las producciones Pixar se respira a todos los niveles el ansia de superación que marca cada una de sus películas. Empezando por las criaturas a las que se da vida. Si en ocasiones anteriores habían sido juguetes, monstruos, peces, personas o coches, en Ratatouille se eleva la apuesta y se recurre a las ratas, uno de los animales más temidos y odiados por los humanos. Pues bien, la recreación de estos animales, que respeta sus características esenciales, es amén de espectacular en lo que respecta al pelaje y los movimientos, absolutamente deliciosa, en especial si nos referimos a Remy, la protagonista del film: un roedor que se niega a limitar sus excepcionales cualidades gustativas y olfativas al ámbito de su familia, y que inspirado por las enseñanzas de un chef humano afrontará una aventura que le llevará desde una granja hasta la cocina de uno de los mejores restaurantes de París.

El esplendor y detallismo de todos y cada uno de los escenarios, subrayados por un uso ejemplar del formato panorámico; la increíble expresividad de los personajes; el encadenamiento vertiginoso de situaciones demenciales y gags, que en algún momento aportan referencias cinéfilas pertinentes; la belleza de la paleta cromática y de los efectos lumínicos; y el afán de sorprender al espectador cada pocos minutos con un más difícil todavía resuelto con maestría, hacen de Ratatouille una experiencia agotadora en el mejor de los sentidos, fruto de una ambición palpable que ennoblece a sus creadores y al espectador. Hay tal derroche de inventiva —es una de esas películas que apetece volver a ver de inmediato para paladear hasta el mínimo detalle— que pueden pasarse por alto aspectos críticos de alcance, encarnados en los personajes del crítico gastronómico y el primo de Remy, o, ya se ha señalado inicialmente, en un final cómplice con el que Pixar parece reflexionar sobre su propia posición en el seno de un cine comercial estadounidense cada vez más lamentable por debajo de los oropeles de taquilla.

No sería honesto obviar que con un metraje de casi dos horas es imposible mantener el mismo nivel, y por tanto que existen en Ratatouille algunos (breves) desfallecimientos de ritmo. Tampoco que al principal personaje humano de la cinta, ese pinche de cocina que sirve a Remy para demostrar su pericia culinaria, le falta carisma, lo que repercute en alguna subtrama. Son en cualquier caso faltas tan leves en comparación a las que podrían apuntarse respecto a todas las demás superproducciones de este verano, que no debe quedar ninguna duda: ni magos, ni piratas, ni ogros, ni arañas, ni transformers. La verdadera protagonista de este verano es (o debería ser si hubiese justicia en el universo) una rata.

FICHA TÉCNICA DE RATATOUILLE

Título original: Ratatouille

Fecha de estreno: 03-08-2007

Web oficial: www.ratatouille.com.es |

Año: 2007 Duración: 110 min

Director: Brad Bird, Jan Pinkava

Guión: Jan Pinkava, Jim Capobianco, Brad Bird
Intérpretes: (voces españolas) Guillermo Romero, Carlos Isbert, Fernando Cabrera, Luis Mas, Inés Blázquez

Lo mejor:  

-Su calidad técnica y el ingenio de casi todas las situaciones.

Lo peor:

-El personaje del aprendiz Linguini.

Puntuación:

8

Para quien no quiera lamentar después haberse perdido la que será una de las mejores películas del año.

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