He conocido esta película, venida del más lejano Oriente, a través de la piratería; un amigo me habló de ella y –nopuedodecircomo- llegó a mis manos una copia pirata en DVD, subtitulada en inglés.
No sé si esta película llegará a estrenarse en España en las pantallas comerciales –lo dudo- y por eso, presupongo que está condenada a ser mercado de video-club.
Ante estas perspectivas, no tengo más remedio que adelantarme a todo ello y poner en previos a todos los lectores: Shaolin Soccer –a parte de ser la película más taquillera de la historia del cine “hongkonges”- es una obra maestra; hay que verla como espectador sin prejuicios; aquí no hay juicios morales –ni ganas-; aquí TODO está supeditado a una delirante superficialidad, al buen humor, a la acción –esto si que es ágil y no Blade 2-.
Mezcla de fútbol –los orientales tienen buen ojo, con la fiebre del Mundial encima-, artes marciales, humor magna, Matrix, Bola de Dragón, y Godzilla –por la contundencia de los goles-, Shaolin Soccer se desmarca de otros subproductos del cine de acción por original y su sanamente locura.
En la cinta, un monje shaolin –interpretado por Stephen Chow, también co-director de la película- monta un equipo de fútbol; sus compañeros de equipo: un fracasado cuarentón fumador empedernido, un gordete aficionado a los snacks, un miope broker...; una especie de “losers” que me redimen a los compañeros de Clint Eastwood en Sin Perdón; pero aquí, son redimidos a base de gol.
El monje shaolin les enseña sus técnicas y al aplicarlas al fútbol, llegan las chilenas a diez metros del suelo, los chutes gloriosos a postes que rompen las porterías, los balones que se hacen fuego por la velocidad y fuerza alcanzada. Y los heridos, la gloria...Buenos y malos. Poco más...pero...que bueno, amigos.
Y eso que amí no me gusta el fútbol.