Será porque no corren buenos tiempos para hacer peligrar las ventas, porque se desconfía del marketing agresivo basado en polémicas, porque se puede tirar por la violencia pero no por el sexo (y menos, por el sexo violento)... el caso es que Tomb Raider y Hitman, que recientemente causaron sendas polémicas por sus tráilers promocionales, dan un paso atrás y se desdicen en sus justificaciones.
En cuanto a Tomb Raider, el reboot-replanteamiento de Lara Croft venía con escenas de inusual dolor y agresividad, entre las que destacaba una con voz propia: Lara aprisionada en una posición marcadamente sexual. Pero además no era solo una interpretación, en una entrevista con la publicación Kotaku, Ron Rosenberg, productor ejecutivo de Crystal Dynamics llegaba a afirmarlo explícitamente: "es cogida prisionera, tratan de violarla y...". En ese punto el entrevistador, sorprendido le interrumpió: "¿tratan de violarla?", y él, lejos de arredrarse, prosiguió: "se vuelve literalmente un animal arrinconado, un paso enorme en su evolución".
Una salida de tono similar, tratándose de un icono como Lara Croft, podía tener demasiadas implicaciones, de ahí que en la compañía se hayan desdicho tras contemplar la magnitud de lo propuesto: "las agresiones sexuales de cualquier tipo están categóricamente fuera de este juego". Ya.
En el caso de Hitman, algo similar: un vídeo promocional de su regreso mostraba unas monjas de lo más sexy que acababan intercambiando pólvora con el protagonista. Sus responsables, tras surgir la polémica se justificaron en que era algo imaginado, exagerado, que respondía a los rasgos provocativos del videojuego... para pasar a las disculpas: "no se suponía que iba a ser un tráiler sexy". Incluso han llegado a pedir perdón.
Quizá el videojuego depende demasiado todavía de las audiencias jóvenes para ciertos enfoques, al menos en las campañas promocionales en que los títulos se dan a conocer. Lo que está claro es que sus responsables no son muy buenos dando excusas.
