No llegará a conocer a su sucesor. El mismo año en que la productora sigue barajando nombres para dar vida al último habitante de Krypton, Christopher Reeve, el rostro por excelencia del héroe por antonomasia, Superman, fallece a los 52 años de un ataque al corazón.
Luchando contra una paraplejia desde el 95 -cuando tuvo un accidente practicando equitación- vivía en la que se convirtió en su causa personal, dando sentido al calificativo de superhombre con el que todos le habían conocido. Enfrentado a varios sectores que se limitaban a hablar desde distintas ideologías de un problema que no les concernía en primera persona, su batalla se centró en la investigación con células madre a la vez que le dedicaba cuerpo y alma a una rehabilitación imposible.
Su tenacidad era más fuerte que su cuerpo, más poderosa que la fantasía que le tocó encarnar con el papel que marcó su vida. Una vez inspiró a miles de niños que veían en él al héroe que en las viñetas todo lo resolvía. Hasta última hora hizo lo mismo con todos los que se encontraban en su situación.
En las cuatro películas que protagonizó su cuerpo seguirá volando, salvando al mundo y alimentando sueños de justicia.