Valiosa especialmente para los seguidores del rey blanco del hip hop, 8 Millas nos adentra en toda la fase previa a su nacimiento como figura mundial. Llamado al éxito por su especial mordacidad y energía a la hora de elaborar su propia lírica rapera, Eminem fue alimentando su rabia día a día, a base de constantes adversidades de vida suburbial.
Allí, un colectivo de soñadores de poca monta, de entre su marginalidad sacaba una aspiración artística incongruente, la de rimar como forma de rubricar insultos y ganar admiración en siniestros corrillos. De toda esta dudosa arte, Jimmy Smiths Jr iba a sacar más partido que nadie por sus mayores facultades, y de entre los sueños, llegó a vivir uno propio en que entre polémica iba subiendo y subiendo. Hasta lo más alto.
Ahora, en el momento más dulce de su carrera musical, subido al éxito constante en un trono donde aún no hay aires de caída, protagoniza de forma admirable la historia de su vida, sin que esta condición le reste méritos. Cada uno de los golpes se le van marcando ofreciéndonos una progresión que explique todo nítidamente, ayudándose de un entorno que llamaba a salir cuanto más lejos -y más arriba- mejor.
Curtis Hanson ha conseguido un nuevo éxito como director, en el que las peleas raperas puede no vinculen demasiado al profano en Eminem, pero en que la vida de un chico de la Milla 8 es tan angustiosa y deprimente que hace participar de su forma de alimentarse de miseria para sacar algo positivo.