No es ocioso preguntarse si Cellular es más una película o un anuncio. El largometraje forma parte de la campaña de comunicación de Nokia para el lanzamiento de su más sofisticado móvil, el Nokia 6600. Descaradamente, Cellular saca a relucir todas las prestaciones que puede del aparato.
Cellular justifica su inclusión en el genero cinematográfico con dos bazas. La primera es la oportunidad de ver trabajar a William H. Macy, un actor de una sensiblidad exquisita, con un gran papel secundario. La segunda es un guión ágil y bien atado, tejido por Larry Cohen y Chris Morgan, auténticos artesanos del thriller. El realizador David Ellis se ha aprovechado de su texto para hacer un largo con agallas, malos que no llegan nunca tarde, y una relación especial entre Jessica Martín, la mujer secuestrada (Kim Basinger), y Ryan, su joven salvador (Jason Statham). Dicho esto, hay un momento en que el guión apesta: la justificación de porque el protagonista no recurre a la policía. Cuando llega esa escena lo mejor que puede hacer uno es reírse.
Los guionistas han sido especialmente habilidosos en hacer depender la trama de las propiedades del móvil de Ryan. El móvil forma parte tanto del planteamiento como del desenlace de la película, siendo el protagonista de sus primeros y últimos minutos. La publicidad encubierta es aquí tan descarada que uno se lo toma hasta de buen humor. Sin embargo, es imposible librarse de cierta sensación de rechazo. Al fin y al cabo, haber pagado una entrada por ver un anuncio es como pagar para que te digan lo que tienes que hacer con tu dinero. Cada vez que el protagonista exclamaba “porque MI móvil...” no podía evitar sentir un escalofrío en mi butaca. Con tanto énfasis parecía que sin su móvil Ryan no tuviera personalidad.
Los guionistas de Cellular se han preocupado de hasta ponerle tema, el poder que proporciona a los ciudadanos las nuevas tecnologías, haciéndole más fuerte frente a matones profesionales o el propio estado. Una visión optimista del progreso, propia de un productor que se enriquece con él y tan legítima como cualquier otra. Es curioso que las visiones optimistas de los bienes materiales no suelan hacer tan buen cine como las pesimistas. Será porque entonces se llaman publicidad.