Con un nombre como Taxi, derrape total, cualesquiera descripciones deberían ser obviadas. Lo que tiene de ingenioso e inteligente el título, debería tenerlo la película, y si acaba por ser todavía menos, tampoco es sorprendente. La cinta francesa Taxi Express de Luc Besson -quien aquí colabora de alguna manera- se exporta a EEUU en ese habitual camino de readaptación de aquello que huele a éxito. Lo que queda finalmente, para qué andarse con rodeos, es sencillamente bochornoso. Una de esas cintas con aspecto de comedia en que sorprendentemente nada hace gracia, en algo que sucede no por una incapacidad de encontrar un gag gracioso, sino por la incapacidad para apreciar que lo que se hace no lo es.
Queen Latifah, oronda cantante, interpretando a una repartidora en bicicleta que se reinserta en el mundo del taxi 'fantástico', se encuentra casualmente con un policía que es la esencia misma del anticarisma (Jimmy Fallon, salido del Saturday Night live para su primer papel importante y que debería replantearse la vida). Uno y otra, forman repentinamente una buddy movie (sin más, van juntos por la vida explorando su “química”) deambulando a la caza de un equipo de superladronas que no son si no bellas modelos de excelentes cualidades para el atraco a mano armada (una de ellas, la ex de Di Carpio, Gisele Bündchen, probando fortuna en la peor de las cintas posibles). Describir como las persecuciones se hacen con una suerte de superpoderes por parte de Lafitah, en su papel de experimentada conductora con un taxi sumido en las profundidades del tunning (tiene botones que hacen cosas como el coche fantástico), o cómo el policía insoportable es despreciado con justicia por cualesquiera de sus allegados (un final justiciero en que aniquilar su personaje habría ayudado al resultado global), es entrar a dar importancia a cosas que no la tienen. Ni los escasos segundos en que las modelos lucen bikinis, obligado respiro para el productor, que entre unas y otras mezclas podría pensar que se estaba ganando a alguien entre las butacas, pueden sacar a la producción del infructuoso y permanente quiero y no puedo. Igual de cercanos al principio que al final del metraje, todos los entes que pululan por la pantalla están condenados a no hacer gracia. Malos augurios para una producción muy esperada, el director, Tim Story es el responsable de la inminente Fantastic Four.