Después de ver esta película probablemente Frank Miller le gritó a alguien. Cuando Miller se hizo cargo de escribir y dibujar el cómic Daredevil le dijeron algo así como “haz lo que te da la gana”. Por aquel entonces Daredevil era casi una colección moribunda y Miller tuvo carta blanca para imaginar lo que quisiera. Lo que concibió fue una tortuosa relación entre el superhéroe ciego y una mujer de pelo liso y negro azabache maestra en artes marciales. Aquella fue la primera vez que muchos lectores de cómic vieron sufrir de verdad a un hombre por una mujer. Elektra se convirtió en un mito. Sin embargo, a juzgar por esta película, no sería posible entender por qué.
Elektra la película comete el mayor pecado en el que puede caer la adaptación de un cómic. El traje de la heroina es ridículo. Con una asesina en mallas rojas brincando la noche, más apta para lucirse en Pacha que para camuflarse, difícilmente se puede tomar nada en serio. Cierto que en el cómic su color es el rojo, pero sobre el papel no brilla de esta manera.
La Elektra de la pantalla, interpretada por Jennifer Garner, resulta glacial, sosamente glacial, incluso cursilonamente glacial. Su química con los demás personajes, en especial los masculinos, es nula. Las relaciones entre ellos, incomprensibles. Los ninjas de La Mano, otro de los hallazgos de Miller, son reemplazados por un cuarteto de supervillanos de cuarta remedo de la Patrulla-X. El equipo de guionistas formado por Stu Zicherman, (quien participó con mayor fortuna en X-Men 2), Mark Steven Johnson y Raven Metzner no han aportado nada y sí desaprovechado todo.
Miller hacía luchar a su asesina con todo tipo de armas, aquí el director Rob Bowman insiste a hacer sonidos horteras con los sais. Una katana de vez, flechas y lluvias de shuriken habrían venido de maravilla y tampoco habría sido romperse la cabeza demasiado, sobre todo para un realizador versado en series como Expediente-X. Para dirigir bien una escena de acción aún tiene todo que aprender de Frank Miller.
A favor de Rob Bowman y los suyos decir que durante la primera media hora no se sospecha que la cinta va a ser tan mala. Es cierto también que no era el personaje de cómic más fácil de adaptar. Elektra se concibió como secundario y antagonista de lujo, antagonista para un hombre integro, Daredevil, al que cuando ella aparecía el radar se le ponía loco. Hacer un buen film con ella hubiera necesitado del diablo ciego o de unas dosis de crudeza que la industria no se atreve a servir. Siempre nos quedará Kill Bill.