Una cámara digital, un puñado de amigos y 6.000 euros(dejando aparte el tema promocional)han bastado para rodar una película divertidísima y muy fresca.
Filmada prácticamente en un sólo escenario, "La fiesta" puede convertirse en la revelación del año.Y no es por que tenga nada de especial, de hecho encontramos numerosos ejemplos de cine gamberro juvenil puesto de moda en los años 80("Porkis", "Movida del 76"), que prolongó su éxito con la llegada de "American Pie" y sucedáneos.Como ejemplo patrio vease la reciente y vulgar "Slam".
Los directores de esta delirante fiesta,Manuel Sanabria y Carlos Villaverde, reconocen sentirse influenciados por estas comedietas ochenteras, que, aderezadas por ciertos toques a lo Kevin Smith, centran la atención en una historia sencilla, encerrando en ella un guión con mucha química no necesitado de ese humor escatológico tan a la orden del día para arrancar incontables carcajadas. Los actores, desconocidos por ahora, provocan la fácil identificación con el público que se deja llevar por unos gags producidos a buen ritmo y que funcionan en su gran mayoría.Así que coge a tu panda de amigos y ve a ver "La fiesta", divertimento asegurado.