Esperábamos con gran impaciencia la nueva película del director Benito Zambrano tras saborear las mieles del éxito con su ópera prima Solas hace ya seis años. La expectación creada ante su segundo proyecto cinematográfico era grande, pero viendo el resultado, Zambrano ha superado con creces todas las expectativas.
Para empezar Habana blues se sitúa en las antípodas del resto de su obra anterior (Solas y Padre coraje, rodada para televisión) y supone todo un homenaje al país que le abrió cinematográficamente las puertas, puesto que fue en Cuba donde Benito inició sus estudios de cine en la escuela de San Antonio de los Baños.
Concebida a modo de docudrama musical, Habana blues surge del trabajo conjunto de Zambrano y el guionista Ernesto Chao, autores de la idea de plantear la música como leitmotiv de la historia. Para ello escogieron a actores desconocidos- como ya hizo en Solas- para dar vida a Ruy (Alberto Joel) y Tito (Roberto Sanmartín) dos amigos que sueñan con triunfar en el mundo de la música. Esta propuesta sirve de excusa al director para acercarse al panorama musical de la isla en su vertiente más underground, abandonando la típica salsa caribeña y dejándose llevar por una faceta menos conocida de la isla, rock, hip-hop, etcétera, y es que hay más vida después de Celia Cruz.
A través de las vivencias de estos dos músicos con su entorno mas próximo, la película plantea temas universales como la amistad o el afecto, a la vez que comparte con el espectador el día a día en la Habana, la dificultad con la que se encuentran lo habitantes de la isla para subsistir, y todo ello aderezado por una banda sonora impactante y cautivadora.
Alejada de cualquier reivindicación política, Zambrano ha decidido llevar esta historia a un terreno más emocional, aunque resulta inevitable mostrar la falta de libertad a la que se ven sometidos los cubanos y que queda demostrada a lo largo del metraje.
Es fácilmente palpable el sentimiento con el que Zambrano a llevado a cabo la dirección, cariño que el espectador acoge con pasmosa facilidad mientras disfruta de un color y una música difícil de olvidar.