Resulta curiosa la carrera de este culturista retirado de apellido impronunciable, de este icono del cine de acción más característico que, tras una época de vanos intentos de sentirse actor (inolvidable aquella tentativa de ser intérprete en que mama Arnold daba a luz a un dulce retoño) ha vuelto sin pudor a sus originarios fueros. Ahí está consumando un particular proceso de involución, con inquietantes aproximaciones al cine de Serie B que le vió nacer, con papeles ya vividos que le dieron esa fama suya que hoy día queda como un curioso anacronismo desvaído.
Si en el "Sexto Día" se intuían pinceladas de Desafío Total, en esta ocasión parece latir el recuerdo de "Commando". Aunque a la hora de la verdad, llegamos a añorar aquel casposo ritmo anárquico, aquellas burdas matanzas de un hombre contra un ejercito de malos que le hacían rivalizar con el perdido Rambo en pragmáticos taquillazos.
Pero lo cierto es que más allá de emprender una lucha de responsabilidades culpando a, director, guionistas (si los hay), encargados de fotografía, de casting (Francesca Neri, muy guapa, pero más parisina que colombiana) etcétera. lo más lógico es cuestionar exclusivamente a quien, tras haber observado el trailer de este bodrio, duda si puede quedar algo oculto entre las casi dos horas de lenta excreción, donde si poco impacta ver a un envejecido T-101 presenciando un atentado, poco importa todo lo que hace después con desquiciante parsimonia: en ningún momento (o casi ninguno) crea el más mínimo interés los movimientos de este señor para cumplir con su venganza, ni la justificación ideológica que puedan dar unos y otros para hacer el bruto a costa de aburrirnos.
En conclusión, mala con avaricia; lo peor de un género agonizante