Uno de los productores más exitosos e influyentes en el Hollywood de las últimas décadas, Jerry Bruckheimer (1945), está comprobando cómo la crisis económica y los cambios en los gustos del público no respetan ni a magnates como él.
Bruckheimer, responsable de las sagas Bad Boys, Piratas del Caribe y La Búsqueda así como de la franquicia televisiva CSI, está viendo que algunas de sus últimas propuestas (G-Force, Prince of Persia: Las arenas del tiempo, El aprendiz de brujo) han dejado de atraer al público.
La consecuencia de ello es que el estudio con el que colabora habitualmente, Disney, ha dejado de confiar en su criterio, como demuestra que haya decidido no hacerse cargo de dos ambiciosas películas auspiciadas por Bruckheimer en la línea de Black Hawk Derribado (2001), uno de sus mayores aciertos. El problema de ambas no se cifra solo en su coste, sino en que los directivos de Disney piensan que los temas bélicos han dejado de estar de moda por ahora.
Una de ellas es Soldados a caballo, basada en el libro homónimo de Doug Stanton editado en nuestro país por la editorial Crítica. La historia real de un grupo de militares y agentes de la CIA estadounidenses que, días después del 11-S, afrontaron la misión secreta de derrotar a los talibanes de Afganistán.
La otra, sobre la que os hablamos en junio de 2010, es Killing Rommel, adaptación de una novela de Steven Pressfield ambientada en la Segunda Guerra Mundial y definida como “una mezcla de Mad Max y Doce del Patíbulo”. Bruckheimer estaba especialmente encariñado con este proyecto y, según algunas fuentes, podría desarrollarlo para otro estudio.