Los cuatro espectadores a quienes guste Creep podrán identificarse con su protagonista, una criatura que habita los laberínticos subterráneos que comunican, en la ficción, el alcantarillado, el metro y diversos recintos abandonados de la ciudad de Londres.
Como el monstruo, los adeptos a las slasher movies vagan en soledad por cines de barriada, videoclubs y festivales especializados, buscando más joyas del repetitivo subgénero "chica mona y carnaza accesoria sufren hora y media de acoso por parte de inadaptado extremo". Pocos, pocas, pueden compartir su pasión, disfrutar con cada variación mínima en el esquema, aceptar el argumento de que la tortura y el asesinato sistemático pueden constituir un entretenimiento refrescante.
Luego resulta que, al igual que las víctimas de este tipo de films no brillan por su bondad como personas, sin tener como muchos de sus protagonistas la excusa de una infancia traumática, quienes los denostan apuestan sin sonrojo por ver cosas como Miss Agente Especial 2. Otros, ciñéndonos al fantástico, prefieren la presunta sofistificación de El Silencio de los Corderos o Saw. Todas esas películas son mucho más desagradables, en la falsedad de sus planteamientos, que la ópera prima de Christopher Smith.
El guionista y director, claramente enganchado al género, se limita a buscar nuevos escenarios y justificaciones para el horror, y a aplicarles un tratamiento formal interesante, con atención al juego de alternancias bruscas de luz y oscuridad, la sordidez de la puesta en escena, y los efectos de sonido. Por lo demás, Creep es una versión sin sentido ni sensibilidad de El Fantasma de la Ópera, una Casa de los Horrores sobre raíles, una montaña rusa de noventa minutos que deja exhaustos a los supervivientes y a los espectadores. Ni más... ni menos.
La película cuenta además como aliciente con la presencia de Franka Potente. Una actriz competente y atractiva, que sabe compaginar sin hipocresías guiones de Todd Solondz, Krzystof Kieslowski y Peter Greenaway con entretenimientos ingeniosos como Anatomía o El Caso Bourne.