El agente federal Will Graham (William L. Petersen) se ha retirado con su familia a Florida, tras la resolución de un caso que le ha enfrentado el Dr. Lecktor (Brian Cox) a costa de su salud mental. Su superior, Jack Crawford (Dennis Farina) se ve obligado a recurrir al agente cuando un psicópata empieza a masacrar familias en las noches de luna llena. Graham es único para calar en las motivaciones de los asesinos en serie y contribuir así a su detención...
Hasta la repercusión creciente de El último mohicano (1992), Heat (1995), El dilema (1999) o Collateral (2004), Michael Mann era conocido en España sobre todo como productor y guionista de Miami Vice, serie televisiva que se prolongó a lo largo de cinco temporadas y 111 episodios, popularizando entre nosotros al actor Don Johnson y una estética propia de los 80 que hizo estragos.
Ahora que Mann ha anunciado la versión para la gran pantalla de Miami Vice, que protagonizarán Colin Farrell, Jamie Foxx y Gong Li, la oferta en grandes almacenes de Manhunter (1986), en DVD por 6 euros, brinda la oportunidad de revisar uno de sus primeros esfuerzos como director cinematográfico. Y más, considerando también que la película adapta El Dragón Rojo, primera novela de Thomas Harris en la que aparece Hannibal Lecter, personaje convertido posteriormente en franquicia por el productor Dino De Laurentiis y el actor Anthony Hopkins.
Antes de Manhunter, Michael Mann había realizado varios episodios de series policiales; una producción televisiva con Peter Strauss y Brian Dennehy, The Jericho Mile (1979), que cuenta cómo un presidiario acaba compitiendo en unos Juegos Olímpicos; Ladrón (1981), drama criminal sobre un ex-convicto (James Caan) que acepta participar con la mafia en un golpe que le permita retirarse; y La Guarida (The Keep, 1983), extrañísimo film fantástico en el que un batallón nazi ocupa una antigua fortaleza rumana y ha de afrontar allí la presencia de una fuerza paranormal. La Guarida, como toda la obra de su autor, está cuidada técnicamente. Pero a pesar de algún momento memorable –como aquel en que un soldado se asoma sin apenas iluminación a una estancia que la cámara nos descubre poco a poco como un abismo insondable-, el conjunto es un galimatías.
En cuanto a Manhunter, se ha ganado en EE.UU. cierta repercusión crítica pasado el tiempo. En Madrid se estrenó con dos años de retraso, y sólo en un par de salas que exhibían una copia recortada en treinta minutos. Posiblemente, la película se adelantó a su época.
Desde luego, lo primero que sorprende de Manhunter es la brillantez de la realización y la fotografía (Dante Spinotti). Mann aparece acreditado como operador de cámara junto a Enrico Lucidi. El uso del formato panorámico (2.35:1 en DVD); la gélida pasión, valga la paradoja, por la arquitectura, lo urbano y la noche, elementos ajenos a los personajes -como demuestran el apartamento de Dollarhyde (Tom Noonan) o la celda de Lecktor, escenario que en la realidad corresponde a un museo de arte en Atlanta-; son características de su cine ya presentes en este film, que parece rodado hoy mismo.
Por desgracia, no puede decirse lo mismo de la banda sonora, estridentemente coyuntural. Klaus Schulze y Michel Rubini en este caso, como Jan Hammer en Miami Vice o Tangerine Dream en La Guarida, son muestra caducada del abuso de lo electrónico en la música cinematográfica de hace dos décadas. El reparto sí está muy conjuntado, y junto a los citados Petersen, Farina, Cox y Noonan figuran Joan Allen, Kim Griest y Stephen Lang.
Por otra parte, como responsable en solitario del guión, Mann lleva a su terreno la novela de Harris. La maldad de Lecktor (no Lecter, curiosamente), o los crímenes del Dragón Rojo, no proporcionan el espectáculo de la crueldad a que nos acostumbrarían después Seven o Hannibal. Al director de Ali (2001) le interesan más las luchas de caracteres a uno y otro lado de la ley, entre ellos o con sus propios fantasmas; el anhelo de proteger la pareja, como refugio asediado por las actividades de sus protagonistas; y el retrato minucioso de tales actividades como muestra de admiración ante el trabajo bien hecho. Graham, como Dollarhyde y Lecktor, como Vincent Hanna (Al Pacino) y Neil McCauley (Robert DeNiro) en Heat, como Hawkeye (Daniel Day Lewis) en El Último Mohicano, como Vincent (Tom Cruise) en Collateral, como Jeffrey Wigand (Russell Crowe) en El Dilema, añoran una "normalidad" que contradicen conscientemente con sus decisiones vitales y su entrega a la causa que les ocupa.
Elegante, a veces pretenciosa (defecto habitual en su autor), rematada con un desenlace violento mal rodado, Manhunter demostraba ya en aquel entonces que Michael Mann posee una mirada propia, a veces superficial y contradictoria, pero inconfundible. Nada que ver con El Silencio de los Corderos, Hannibal y El Dragón Rojo, películas que, más allá de virtudes y limitaciones particulares, constituyen una saga cuyo único sentido es el de la rentabilidad económica.
Solo así cabe entender que Dino De Laurentiis se haya embarcado en una nueva secuela, Behind the Mask, ¡que contará los años mozos de Hannibal Lecter! Con guión del propio Thomas Harris y dirección de Peter Webber (La Joven de la Perla), solo cabe desear que 2005 sea el año más inspirado de sus carreras... o esperar a echarse unas risas con el despropósito resultante.