Estamos ante una comedia ágil y entrañable que logra tener al espectador con una sonrisa en la boca de forma casi permanente.
Javier Ruiz Caldera vuelve a ponerse detrás de las cámaras, tras su muy publicitado debut en largometraje con Spanish movie (2009). Si en aquella ocasión los referentes obvios eran las películas americanas que parodian diversos géneros cinematográficos –con la saga de Scary movie a la cabeza–, ahora llega Promoción fantasma para demostrar que el realizador catalán también es un sentido apasionado de las cintas juveniles estadounidenses con las que muchos de nosotros crecimos en los años 80.
La historia nos presenta a un profesor de secundaria con la capacidad de ver y hablar con los muertos, pero que debido precisamente a esa habilidad arrastra toda una serie de traumas desde la adolescencia. La casualidad hará que termine en un nuevo instituto, tratando de hacer que cinco almas perdidas –estudiantes fallecidos en trágicas circunstancias en la biblioteca– abandonen por fin este mundo y dejen de causar estragos en el centro docente.
Como apuntábamos, se hace patente el ansia del director por homenajear filmes míticos como El club de los cinco (John Hughes, 1985), incluyendo además apuntes que nos remiten a otros títulos como Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985) e incluso otros más actuales como Agárrame esos fantasmas (Peter Jackson, 1996). Ya puestos a la inmersión en la atmósfera norteamericana, hasta vemos los inevitables bailes de graduación y las típicas chaquetas deportivas yanquis en algunos de los alumnos (y que no falte el The End justo antes de los títulos de crédito, claro).
Pese a las malas vibraciones que pudiera transmitir este estreno a priori, lo cierto es que cabe reconocer que estamos ante una comedia ágil y entrañable sin excesivas pretensiones, construida sobre un guión que logra tener al espectador con una sonrisa en la boca de forma casi permanente. Tal vez la cosa no funcionara tan fluida con otros actores, ya que Raúl Arévalo siempre es una garantía de buen hacer, y los nombres que le acompañan saben cumplir perfectamente con su labor, desde la solvente Alexandra Jiménez al veterano Luis Varela, pasando por los chanantes Joaquín Reyes y Carlos Areces, que protagonizan algunos de los momentos más divertidos. Incluso los actores más jóvenes dejan buen sabor de boca.
Apoyándose de forma hábil en el uso de ciertas canciones –aunque el momento Shakira resulta algo bochornoso– y logrando elevar unas décimas el bajo nivel actual de la comedia patria, podemos afirmar que Promoción fantasma será disfrutable tanto por las generaciones que crecieron paladeando los referentes fílmicos antes mencionados como por los adolescentes de hoy en día –las carcajadas proferidas en la sala de proyección así lo atestiguan–, por lo que, pese a sus defectos (cierta ñoñería, los estereotipos de buena parte de sus personajes, algunas bromas demasiado fáciles), cabe hablar de una cinta sólida y simpática, para pasar un rato agradable.