Tuvo siempre claro que prefería el espectáculo jolibudiense, al folklore indio. Y así creció Ramú, hasta ser un indio bailón presto y dispuesto a dar el salto a una vida mejor, a una vida de éxito donde llegar a lo más alto, amparado en las infinitas posibilidades del sueño americano.
Pero sí, la dura verdad, lo real como impedimento para seguir soñando, se convierte en un obstáculo importante, y así su tenacidad acaba llevándole a cualquier otro sitio... hasta acabar convertido en Gurú del sexo. Ni más ni menos.
Claramente, con este planteamiento, no hay dudas sobre cual es el objetivo. El que finalmente se cumple cuando entre situaciones de confusión, nos encontramos a un simpático personajillo que bailando una particular revisión de la Macarena (puaj) se ve ofuscado en un intento de meterse en el cine porno -sin intención ni predisposición- para acabar dando charlas como visionario capitalista.
Así se reiteran las situaciones simpáticas, las soluciones efectivas de quien acaba metido entre varios líos amorosos sobre los que brotan muchas tonterías.
Concebida para introducir varios elementos, hay incluso espacio para fragmentos que emulen al "Grease" de Travolta. Cruzando Hollywood y Bollywood (la industria del cine india), la coreografía de estilo clásico puede aparecer sin convertirse en nota dominante sólo como esporádica intervención a lo largo de cuatro buenos números musicales. Es así una muestra de humor original, desenfadado y otra película más que reúne el espíritu de sus productores, los encargados de Cuatro Bodas y un Funeral, El Diario de Bridget Jones y la reciente Un niño grande.
Y de la misma forma que ellas, da una buena sesión de cine. Distendida y dulcemente encaminada al happy end.