Esta semana ha arrancado con la espectacular noticia de que James Cameron, director en su día de Aliens (1986), primera secuela de la mítica Alien (1979), sería asimismo responsable de la secuela de Prometheus (en la imagen), precuela de la franquicia que se estrena este verano en medio de una gran expectación.
Habría sido espectacular este juego de espejos entre lo realizado hace treinta años por Ridley Scott y Cameron (Alien/Aliens) y lo realizado por ambos en pleno siglo XXI (Prometheus y su pretendida continuación). Pero, por desgracia, la noticia no era tal sino una broma del director de Avatar, que muchos medios norteamericanos han amplificado debido a la celebración en aquel país el pasado 1 de abril del Día de los Inocentes.
No ha sido ni mucho menos la única gamberrada que, durante los días siguientes, se han tragado los cinéfilos, a veces no con alegría sino con estupor. Así por ejemplo, a nadie le hizo demasiada gracia que el hombre lobo de la saga Crepúsculo, Taylor Lautner, fuese a interpretar al quelónido Leonardo en el reboot de las Tortugas Ninja que producirá Michael Bay. Otra inocentada…
Algunas bromas han sido más elaboradas: Una falsa página web ha dado forma a la creación de una cadena de restaurantes cuyos menús estarían inspirados en la filmografía de Steven Spielberg. Ryan Gosling (protagonista de Drive) habría interpretado al mismísimo Walt Disney en un biopic sobre el productor dirigido por Ron Howard. Y George Lucas y la juguetera Hasbro (Transformers) habrían llegado a un acuerdo para la producción de un crossover cinematográfico entre los universos Star Wars y ¡Mi pequeño Pony!
Teniendo en cuenta que la realidad siempre supera a la ficción y el estado actual de Hollywood, igual alguno de estos falsos planes acaba viendo la luz. Y, apostamos, antes que por ningún otro, por el de Star Wars y Mi pequeño Pony.