Hubo un tiempo en que los jóvenes salían a la calle con el propósito de cambiar el mundo. La época que nos ha tocado vivir se sustenta en el capitalismo más ferviente, pero ahí están los edukadores para pararle los pies a la olvidadiza sociedad aburguesada.
Ellos son Jule (Julia Jenthich), su novio Peter (Stipe Erceg) y el compañero de piso de éste (Daniel Brühl, el más conocido del reparto gracias al éxito alemán Goodbye Lenin). Cada noche llevan a cabo su propia revolución personal, consistente en entrar en casa de ciudadanos adinerados con el objetivo de desbaratar su mobiliario (sin robar nada, que son revolucionarios no ladrones). Siempre alertan a los inquilinos con una nota de lo más inquietante: “tus días de abundancia llegan a su fin”.
El director alemán Hans Weingartner arrastra consigo un pasado revolucionario que aquí es compartido con los tres protagonistas de la función, con el firme deseo de provocar un cambio en la mentalidad del espectador.
Su filosofía se acerca a la última película realizada por Bernardo Bertolucci Soñadores, enmarcada en la revolución del 68 que tuvo lugar en París, de hecho en el film que nos ocupa se hace una referencia muy específica.
El cineasta es consciente de que esos tiempos no volverán, sin embargo, entre necesaria e ingenua Los Educadores intenta plasmar la imposibilidad de la pérdida de unos ideales que marcaron una época. Para ello coloca dos posturas contrarias: los oprimidos por el sistema -los jóvenes- y los que disfrutan de él -los encorbatados- ejerciendo con ello un debate a modo de charla en una cafetería con amigos.
Por el camino permite concienciar al espectador con un mensaje reivindicativo que ahonda más en el liberalismo poético que en la lucha encarnizada por los derechos del más débil.
Centrándonos en el análisis formal, la utilización del formato digital ayuda a la plasmación del discurso, dado que la cámara en mano persigue a los protagonistas allá donde van e implica al espectador en la acción. El reparto consigue contagiarnos del espíritu rebelde con una más que notable interpretación de todo el elenco, todo un acierto por parte del director de casting.
Tras participar en el Festival de Cannes en su sección oficial, es recomendable para los espectadores que aún conservan sus ideales intactos a pesar del consumismo de masas a la orden del día.