Unos cañonazos muy estéticos y rítmicos abren esta historia. El buque de guerra que los lanza y los recibe desaparece en el fondo del mar.
Muchos años más tarde, Dirk Pitt (Matthew McConaughey), que trabaja para la Agencia Nacional Submarina, descubre una moneda que le llevará hacia el buque. Lleva años soñando con encontrarlo. Pero no emprenderá solo esta aventura, su mejor amigo, Al Giordino (Steve Zahn), irá con él a todas partes. Y un tercer pasajero se apuntará a esta búsqueda, la doctora Eva Rojas (Penélope Cruz). Ella ha descubierto que una misteriosa enfermedad comienza a destrozar vidas sin piedad en África y no quiere parar hasta erradicarla.
Nuestros aventureros se encontrarán a muchos, muchísimos, malos en su camino, pero como son auténticos superhéroes podrán con todas las fuerzas del mal. Son americanos buenos. Y son superhéroes sin disfraz. Una nueva modalidad. Antes les distinguías por el traje, que solía ser una malla muy ajustada; por los superpoderes, que les daban ese toque de distinción y de infranqueabilidad; por el nombre real y el nombre supuesto, esa doble vida tan fascinante que tienen todos... En Sahara nada. En Sahara les disparan con doscientas metralletas y ganan por que son más listos, les atacan con helicópteros y como si vinieran con pajaritas de papel. Nada de nada, se defienden con su inteligencia americana. Y siempre con el ánimo bien alto, la camisa bien planchada y con una nueva idea para desplazarse kilómetros de desiertos y montañas sin alimentarse, ni repostar gasolina, ni demacrarse ni un poquito.
Y mira que luchan, porque luchar, luchan. Pues, lo dicho, como un pincel. Y lo bonitas que son sus buenas intenciones, sobre todo cuando descubren que el virus que provoca la terrible enfermedad podría llegar a los Estados Unidos, uy, ahí sí que se disparan las alarmas. ¡Tienen que salvar a América!
En este despropósito de aventura, no hay conflicto real, tienes clarísimo que los tres audaces pueden con todo, vamos, al cuarto de hora ya está cantado. Las relaciones de los tres personajes principales son también tremendas. Dirk es el todo lo sé todo lo puedo y soy guapísimo. Al es más torpe, simpático pero no guapo, tiene alguna idea porque su gran amigo le deja algún minuto de gloria y siempre, siempre, le sigue sin ningún criterio personal, amistad hasta la muerte. Pero el personaje estrella es la doctora Eva Rojas. Tiene unas treinta frases, hay una que repite cuatro veces mínimo: “Soy la doctora Rojas, trabajo para la Organización Mundial de la Salud”, y luego tiene muchos grititos de ánimo hacia sus compañeros: “Vamos chicos, venga chicos, adelante chicos”. Tremendo. Es la chica que se esfuerza, mona, lista, pero a las órdenes del superhombre Dirk. Hasta que se encuentra con él, tiene algún momento de lucidez, pero luego los pierde todos de golpe y porrazo. Un papelón.
Destacable y nada memorable la música de Clint Mansell, ritmos americanos para tierras africanas. Hace daño ver a los tuareg al compás de las guitarras pop rock. Entre unas cosas y otras, tienes la sensación de que en la película África pasaba por allí y se quedó poco rato. Para el director, Breck Eisner, es poco más que un decorado.