La distribución de una película reúne muchos secretos. En ocasiones, los distribuidores se guardan un as en la manga y, aprovechando el tirón de un actor o director, estrenan films anteriores al éxito cosechado. Ya le pasó a Juan José Campanella con el taquillazo El hijo de la novia, que más tarde consiguió estrenar El mismo amor la misma lluvia aunque ésta se rodara dos años antes. Lo mismo sucede en el país vecino, repitiéndose en la figura de Gerard Jugnot, protagonista de Los chicos del coro que ahora estrena Monsieur Batignole rodada en el 2002.
Poco conocido en nuestro país, Jugnot es considerado en Francia un héroe nacional, algo así como un Tom Hanks galo. Esta vez ocupa un lugar privilegiado delante y detrás de la cámara, dando vida al charcutero Batignole en la Francia ocupada de 1942, donde el colaboracionismo nazi representaba la peor de las infamias. En una época en la que sobrevivir significaba hacerse ciego y sordo ante los terribles acontecimientos, el señor Batignole toma partido cuando decide proteger a un niño judío de una muerte segura.
No hay ninguna duda que el film contiene escenas que provocan ternura en el espectador sin negar que también posee ciertos alicientes: la época ya entraña de por sí el suficiente interés. La relación adulto-niño huele a búsqueda de éxito fácil -el precedente más conocido lo recuerda el espectador por La vida es bella de Benigni, clara influencia reconocida por el propio director- y ciertas dosis de humor despiertan la sonrisa en el patio de butacas. ¿Se puede pedir más? Quizá sí.
Es cierto que la historia resulta agradable, y que la narración discurre sin abruptos. No obstante,nos encontramos con unos personajes sacados de un manual que rozan de manera permenente la caricatura, perfectamente ejemplificada en la figura del futuro yerno del protagonista, o en los nazis, que lo único que saben hacer es gritar.
Quizá el relato pedía una mayor implicación por parte del cineasta en un tema espinoso como es el colaboracionismo francés a la causa nacionalsocialista. Jugnot opta por derroteros mucho menos truculentos dando forma a una amable cinta dramática que consigue hacer disfrutar al respetable gracias a escenas cómicas como ver a nuestro héroe haciéndose pasar por médico, o atender a simpáticos diálogos entre niños... Pero así acaba quedando en una cinta para pasar la tarde.