La heroína del título tiene nombre y apellidos, Carmen Avendaño, madre luchadora que se enfrentó a los narcotraficantes en su tierra natal, Galicia, con el propósito de sacar a su hijo mayor de las garras de la droga. En una época en la que poco o nada se sabía de los estragos que produciría la heroína, ella, con una valentía a prueba de bomba, se erige fundadora de una asociación que promueve la reinserción social de toxicómanos, proporcionándoles un trabajo estable y digno.
Su estimulante historia ha sido llevada a la gran pantalla por el director Gerardo Herrero(Malena es un nombre de tango, El misterio Galíndez), cineasta de amplios recursos que en este caso ha visto mermada su capacidad creativa dado que conforme avanza la acción, se ha ido encontrando con diferentes obstáculos que sin duda han lastrado el resultado final.
Ninguna queja puede achacarse al nivel interpretativo de la película, donde a un reparto desconocido (María Bouzas, Carlos Blanco, Javier Pereira) se le añade una de las mejores actrices del panorama cinematográfico patrio, Adriana Ozores interpretando a Carmen. Todos ellos logran suficientes dosis de realidad y calidad, con el detalle de que la gran mayoría de madres que participan en las manifestaciones tienen hijos toxicómanos. Sí es cierto que a Adriana Ozores la hemos visto en mejores ocasiones, y es que en Heroína algo falla. Esto mismo le pasó a Gerardo Herrero con la ya citada El misterio Galíndez, una efectiva trama que finalmente no llegó a buen puerto. ¿Por qué estas dos películas se quedan a medio camino? Quizá sea por una puesta en escena algo distante, lo que impide que el espectador se implique al cien por cien en el desarrollo de la acción. Las escenas discurren de manera funcional, sin que el guión ni el reparto pueda evitar esa situación.
Esta ausencia de implicación en la narración, motiva que la fuerza que mostraba la lucha sin tregua de esta madre, se diluya en un mero drama donde no se da suficientemente cancha a los narcotraficantes, verdaderos desencadenantes del conflicto (aquí presentados de forma un tanto desdibujada), o el periodista, personaje que podría haber dado más juego al igual que otros tantos personajes que ejercen su labor de manera puntual, sin mayores consecuencias.
Premiada en el pasado Festival de málaga al mejor guión para González-Sinde y al mejor director a Gerardo Herrero, Heroína sigue la línea del cine social más comprometido, lástima que su plasmación en la pantalla no consiga alcanzar el nivel de calidad de otros trabajos de su director.