Debería estar bastante demostrado a estas alturas que, fuera del tópico de "dibujos animados-género de niños", hay una auténtica producción que va destinada al público adulto. En el verdadero centro de la animación como genero totalmente sólido y abierto, el lejano Japón, tienen ya una tradición larga e importante practicando todo tipo de historias, de las cuales muchas prescinden del público infantil (anime), para dar contenidos que no desprecian aspectos violento/sexuales y que por ello no se corresponderían nunca con la idea occidental sobre una producción de este estilo. En nuestra concepción, lo que se trata es partir de una idea para niños con la que llegar a públicos mayores si se hace con suficiente sentido del humor.
En esta ocasión, poco puede disfrutar un niño con una historia que, si bien no presenta la carga violenta-sexual que pueda imposibilitar su entrada en la sala (apta para todos los públicos) se encontrará en un mundo de delirios alucinógenos propios de una ingesta peligrosa de sustancias químicas perseguidas legalmente. Con esto no se pretende negar otras importantes cualidades, pero es un primer rasgo que conviene tener en cuenta: un remolino de ideas alocadas va sucediéndose con un ritmo impredecible -estrictamente libre- para contar las andanzas de una niña que queda sola ante las adversidades (extrañas) y ha de rescatar a sus transformados padres.
Hay quien podrá ofuscarse en la búsqueda de alegorías de todo tipo: sociales, laborales, clasistas, de valores humanos, la inocencia de una niña contra la corrupción asumida... a saber. No son más que mensajes esparcidos en un viaje totalmente descabellado, pero en el que no habrán descansos y la incomprensión jugará un cierto papel de aliada manteniendo la atención a ese sorpresivo espectáculo. Entre todo ello, reina la sensibilidad oriental sin parangón, acomodada entre una suave banda sonora que transporta algunas escenas a un lugar diferente, lejano, y donde la razón cede a los sentidos, y no hace falta entender ideas coherentes, para comprender emociones esparcidas sin criterio apreciable.
Tan extraña como incomparable, tiene mucho que ofrecer a las mentes abiertas.