La compañía Teatro Mercury de John Houseman y Welles (por aquel entonces volcado en los escenarios y las ondas) ofrecía en 1938 dramatizaciones radiofónicas semanales de clásicos literarios para la CBS. El 30 de octubre, víspera de Halloween, el Mercury Theatre on the Air interpretó entre las ocho y las nueve de la noche una adaptación excelente de La Guerra de los Mundos, obra del guionista Howard Koch (Casablanca). Puede leerse aquí.
Al terminar la emisión, Welles se despidió jocosamente de los oyentes incitándoles a no confundir calabazas con alienígenas, y advirtiéndoles que si llamaban a la puerta y no había nadie en el umbral se debía a la festividad. Además, durante La Guerra... cuatro interrupciones resaltaron que se trataba de una representación. Incluso así, a un año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial el realismo de las entrevistas, de las escenas de acción, de los falsos comunicados periodísticos y las presuntas transmisiones militares, creó entre parte de los 6.000.000 oyentes que siguieron el programa (sobre todo entre los vecinos de Nueva Jersey) cierta alarma que la leyenda ha convertido en pánico a nivel nacional.
La primera película (1952)
Hubo que esperar hasta 1951 para que George Pal, supervisor de efectos especiales y de producción en Con destino a la Luna (Irving Pichel, 1950) y Cuando los mundos chocan (Rudolph Maté, 1951), rescatase de los archivos de la Paramount cinco guiones que la productora había impulsado a partir de la novela de Wells sin que ninguno se rodase.
Pal desechó los libretos existentes, pero afrontó el reto de sacar adelante la película. Contó con un presupuesto de dos millones de dólares, de los que tres cuartas partes fueron dedicados a los efectos visuales (Gordon Jennings y Marcel Delgado) y de sonido (Gene Garvin y Harry Lindgren). También se prestó atención especial a la ambientación (Hal Pereira) y a la fotografía (George Barnes, en radiante technicolor).