No hay placer como el terror. Con esta declaración de intenciones arrancaba uno de los relatos incluidos en las seis recopilaciones de los Libros Sangrientos, publicados por el escritor británico Clive Barker entre 1984 y 1986.
Efectivamente, desde el principio de su carrera Barker entendió el género fantástico como un viaje íntimo al corazón del mal, que termina otorgando a sus personajes lo que buscan: trascender la normalidad y alcanzar la plenitud interior a través del sufrimiento extremo.
Escritos como Cabal y El Gran Espectáculo Secreto, y filmes como Hellraiser, Razas de Noche, Candyman o Dioses y Monstruos, en los que Barker ha participado con implicación diversa, dan cuenta de la rotundidad de sus obsesiones.
Es por ello que sus ficciones han encontrado problemas con la censura y el reconocimiento popular, y es por ello también que el artista ha decidido afrontar sus próximos proyectos sin concesiones a la galería.
Barker acaba de crear junto al productor Jorge Saralegui (Red Planet, La Reina de los Condenados) el sello Midnight Picture Show, que disfrutará del apoyo financiero de Lions Gate para desarrollar una serie de largometrajes, a razón de dos anuales, basados en los citados Libros Sangrientos. El escritor ha declarado que su intención como productor pasa por recrear sin cortapisas su sensibilidad, y que por tanto los filmes habrán de cargar con la clasificación moral R, excluyendo así deliberadamente al público adolescente.
El primer relato adaptado será El Tren Nocturno de la Carne, narración en torno a un fotógrafo que siguiendo el rastro de un asesino en serie se sumerge en un universo enfermizo. El guión y la realización del filme correrán respectivamente a cargo de Jeff Buhler y Patrick Tatopoulous, colaborador habitual de Alex Proyas y Roland Emmerich en el campo de los efectos visuales.