Si hacemos un breve repaso por el cine sueco, lo primero que nos viene a la mente es la genialidad introspectiva del gran Ingmar Bergman. Pues bien, justo en el lado contrario nos encontramos con Kops de Josef Fares, aunque resulte de mal gusto comparar ambos registros sólo porque los directores vengan del mismo país -hacemos lo mismo aquí con Almodovar y Amenábar sin que su cine tenga nada que ver-. No obstante, con este estreno constatamos que además de profundos e introspectivos, los suecos pueden ser unos auténticos cachondos mentales.
Alejada de grandes pretensiones, Kops se limita a divertir hasta al espectador más serio al que sin darse cuenta se le escapa alguna que otra carcajada.
La película, que ha arrasado en su país natal, es un divertimento que bebe las fuentes del cine cómico y de acción más norteamericano -de hecho ya se han vendido los derechos para hacer un remake con Adam Sandler- ya que son numerosos los guiños realizados en homenaje al país de las hamburguesas: uno de los agentes parece directamente salido de la Loca Academia de Policía (¿recuerdan al fabuloso Hightower?), además de deleitarnos con parodias de peliculas de acción como Matrix, Rambo 0 Regreso al futuro.
Alejada de grandes pretensiones, Kops se limita a divertir hasta al espectador más serio al que sin darse cuenta se le escapa alguna que otra carcajada. Su historia sitúa a un grupo de policías desesperados ante el inminente despido que les acecha. Su comisaría debe cerrar por la ausencia de delincuencia en el tranquilo pueblo en el que trabajan. La situación les llevará a adoptar medidas desesperadas: aumentar ellos mismos las estadísticas cometiendo toda clase de delitos.
Con un toque irremediablemente europeo, la imbecilidad de los personajes es más auténtica al reconocerla como más cercana
Con este pretexto su director Josef Fares -de origen libanés- reúne en 90 minutos sketches más o menos efectivos dando rienda suelta al lapstick desenfrenado, a la originalidad del planteamiento aunque el ritmo se resienta en ciertos momentos.
Estrenada en el festival de Peñiscola, la película obtuvo un gran éxito llevándose los premios a la mejor película y al mejor actor para Fares Fares, protagonista y hermano del director. Reconocimientos al logro de hacerse con el beneplácito de los espectadores ávidos de comedias que mantengan las directrices del humor norteamericano, pero con un toque irremediablemente europeo, donde la imbecilidad de los personajes es más auténtica al reconocerla como más cercana. Aunque no consiga desencajar mandíbulas, se pasa un rato divertido para olvidar sin dificultad la película una vez abandonada la sala de cine. Eso si, queda la pregunta de cómo la industria norteamericana puede destrozar otro éxito europeo a base sólo de poca originalidad y demasiada acción.