Tercera película de la directora y actriz catalana Marta Balletbó-Coll tras debutar hace ya diez años con Ccosta brava. La directora narra en clave tragicómica la vida de Julia Berkovitz, directora teatral de gran prestigio que decide llevar a escena la obra Madame de Sevigné, oda al edipo femenino. Es en la puesta en marcha de la obra el momento en el que Julia va encontrándose con varios obstáculos propinados sobre todo por su esposo, un respetado crítico teatral (como siempre brillante Josep María Pou) y por su ex amante a la vez que programador del Teatro Público(Eduard Farelo). Su vida dará un vuelco inesperado al conocer a la autora de la obra sobre Madame de Sevigné (Marta Balletbó- Coll).
Parece mentira que en los escasos 82 minutos que dura la película, ésta logre transmitir tanta intensidad a lo largo del metraje. Intensidad en la creación de los personajes, en los que intuimos, a través de éstos y de su puesta en escena, un fondo de lo más enriquecedor. Todo en ella funciona a las mil maravillas gracias a una Ana Azcona impecable en un papel que combina la creación de sentimientos contradictorios llevando con ello todo el peso de la acción. Bien arropada por el elenco secundario, “Sevigné se convierte en un sólido retrato en el que se concilian las diferentes formas de concebir el amor a través del proceso vital en el que Julia se ve sumergida y que se resume en una frase de la obra: “a veces me siento embarcada en la vida sin mi consentimiento”. Su historia, con sus luces y sus sombras, queda plasmada en un guión efectivo en el que se muestran instantes verdaderamente intensos.
A través de sus personajes de conocemos las diversas relaciones madre-hija que discurren paralelamente en la narración del discurso: la poco cultivada relación Julia con su madre, contrariamente a lo que sucede en la relación de la autora teatral Marina con la suya, ejemplo de relación castrante. A esta complicada situación se añade el ensayo de la obra que hace aflorar sentimientos en Julia que creía ocultos.
Si echamos un vistazo a la cartelera nos daremos cuenta que el verano está repleto de estrenos plagados de efectos especiales que pretenden entretener a costa de haberse gastado unas cuantas millonadas para recuperarlas todas en un fin de semana. Pero si lo que queréis es encontrar pequeñas joyas hechas con un puñadito de euros y derroche de talento ahí está Sevigné, y a su directora Marta Balletbó- Coll como baluarte del cine catalán exportable a todo el mundo. Vale la pena, pero hay que darse prisa por que los efectos especiales no pisan los talones.