Es de agradecer que el director Eytan Fox, nacido en Nueva York y criado en Jerusalén, regrese al mundo de la dirección insistiendo en los temas tabúes como ya hiciera en su debut con After -film de 45 minutos- o en Caminar sobre las aguas que disfrutó de una agradable acogida. Es por eso que ahora se estrena un film previo, Yossi y Jagger, siguiendo con la temática ya empleada: la homosexualidad en el ejército. Por si esto fuera poco, el ejército al que pertenecen estos soldados es el israelí, añadiendo así un doble conflicto íntimamente ligado a la realidad de nuestros días.
Todo hacía suponer que tras esta interesante premisa su director iba a optar por un postura alejada de convencionalismos. No obstante, la narración del discurso se ha dejado atrapar por innumerables tópicos que arrastran a un relato falto de la originalidad que el film necesitaba.
Basada en hechos reales, este éxito reciente del cine israelí combina un lenguaje de trazado sencillo y directo en el que se muestra el conflicto vivido por dos soldados situados en primera línea de fuego que deben ocultar su relación a sus compañeros, con una puesta en escena austera promovida por una imagen cruda fruto de la realidad bélica. Aunque finalmente ésta se convierta más bien en pretexto para localizar la historia.
Un punto a favor lo encontramos en la escasez de metraje utilizado por el cineasta para narrar la historia de amor, que dado los tiempos que corren es todo un detalle. A partir de aquí todo objeciones: la relación homosexual se resuelve de la forma más convencional, a Yossi (Ohad Knoller) le toca ser el ocultador de sentimientos en un entorno hostil, mientras que Jagger (Yehuda Levi) no quiere permanecer ni un minuto más dentro del armario. Tampoco se saca partido del enfrentamiento bélico, utilizado como mera excusa alejada de cualquier aportación política, religiosa o humana.
Cierto es que el presupuesto era ínfimo, pero esa no es razón suficiente para desaprovechar la oportunidad de realizar un film de denuncia de gran calado político y social. El director, por tanto, se conforma con un retrato ingenuo carente de trasfondo en el que los personajes andan un tanto desdibujados, dando la impresión de que pasaban por ahí no se sabe muy bien por qué. Una lástima, el tema daba mucho más de sí.