Los designios de Hollywood son inescrutables. ¿A quién puede interesarle una película sobre skaters? ¿Y a quién le interesa tu crítica? Cierto. Cada loco con su tema.
Los Amos de Dogtown estuvo a punto de ser dirigida por David Fincher, pero al final el autor de El Club de la Lucha se reservó la producción y confió la realización a Catherine Hardwicke, ambientadora de pelis tan guays como Vanilla Sky o Tank Girl, y debutante en la dirección con Thirteen, retrato de adolescentes rabiosas con el que demostró estar en la onda.
Era lo que necesitaba en apariencia esta historia real, escrita además por uno de sus protagonistas, sobre un grupo de chavales californianos que a mediados de los 70 hicieron de sus correrías sobre las tablas de surf y skate un movimiento callejero que ha llegado hasta nuestros días. Los chicos se convirtieron en los amos de la costa, pero en su camino hacia la fama y el lucro vendieron el alma al diablo. Es decir, a sus propios intereses.
No es muy novedoso el asunto, más allá de su ubicación entre monopatines. La típica epopeya de inocencia, descubrimiento, corrupción y madurez con personajes tan manoseados como el padre intransigente, el colega enfermo, el que le pisa la chica al amigo, el idealista y el ambicioso. El guionista parece haber seguido un manual.
Y señalábamos que sólo en apariencia Catherine Hardwicke era la cineasta adecuada para tratar un guión como este porque su contribución se limita a lo superficial. La película se ha rodado en un estilo pseudo-documental y frenético muy resultón, la banda sonora habrá que pillarla y los efebos están maravillosamente adornados y fotografiados -seguro que Larry Clark espera con avidez el DVD-. Ahora bien, ni nos interesa lo que les pasa ni, para colmo, creemos en ningún momento que nos hallamos en 1975. Demasiada monotonía visual y demasiado esteticismo.
Los Amos de Dogtown es un ejemplo más del agotamiento de la ficción cinematográfica convencional. Hubiera sido mucho más interesante hacer un documental que rodar este melodrama para la generación MTV que caducará en seis meses.
Interpretan a Stacy Peralta, Tony Alva y Jay Adamas, los tres ases de la tabla, los jovencísimos John Robinson, Victor Rasuk y Emile Hirsch, preocupados sobre todo por no despeinarse, mientras que los papeles de veteranos agostados por la vida corren a cargo de Rebecca De Mornay (con 43 años) y Heath Ledger (¡con 25!). ¿Dónde queda el asilo más cercano?