El cine galo nos tiene acostumbrados a estrenos de gran contenido dramático que demuestran su capacidad para hacerlos como nadie (Chabrol, Techiné, y Tavernier son algunos ejemplos). Hasta que en 1998 con la llegada de La cena de los idiotas de Jacques Weber, esa evidencia tomó otro rumbo: la combinación de humor inteligente y slapstick, con el mejor precursor de la técnica desde Buster Keaton -el señor Tatí- hizo reventar las taquillas de media Europa. Más tarde llegaría Salir del armario del mismo autor, donde sus dos protagonistas -Auteuil y Depardieu, capaces de lidiar con cualquier papel de soporte dramático- realizaban auténticas virguerías con tal de arrancar carcajadas en la platea.
Laureada en Francia con un gran éxito de taquilla, ahora nos llega la comedia romántica Usted primero de Pierre Salvadori que ya había probado en el terreno con la insulsa La mujer del astronauta. Como en la alta comedia, se parte de una premisa de lo más dramática: Antoine (Daniel Auteuil) salva la vida de Louis (José García) que está a punto de suicidarse por una mujer (Sandrine Kimberlain). Tras este planteamiento surgen las eternas situaciones de enredo que hacen avanzar la acción de una manera elegante, sin salidas de tono, implicando al espectador con los personajes. Escenas como la entrevista de trabajo donde la pareja pone toda su vis cómica a la vista de todos, o el encuentro de los cuatro personajes en el restaurante donde se desprende verdadera química bien merecen un reconocimiento en toda regla.
No obstante, este género debe atravesar diferentes obstáculos para llevar a buen término su discurso. Pueden pasarse por alto comportamientos que restan credibilidad al relato, como ciertas actitudes manifestadas por la actriz o por el propio Louis con el único objetivo de conseguir un final redondo; de eso se trata cuando uno quiere acercarse a la comedia más clásica, esa en la que todo y nada es perfecto.
En esta ocasión todo se mantiene en su sitio. Alejada de cualquier pretensión, la narración avanza con la lógica-ilógica del enredo, cada personaje se enfunda en el rol asignado para ir evolucionando poco a poco hasta intercambiar el papel con el que da la réplica. Y todo ello envuelto en un halo romántico que revitaliza los resortes cómicos de una forma natural, sin esfuerzos. Asi convierte esta cinta en una producción fresca y muy recomendable más si la comparamos con el aluvión de estrenos que inundan las salas en verano.