La filmación y exhibición en soporte digital ha supuesto una revolución en los hábitos de producción y consumo cinematográfico. Aún no está claro si las facilidades que proporcionan las nuevas técnicas repercutirán en una mayor creatividad e independencia artísticas. De hecho, recientemente un crítico cinematográfico del diario El País protestaba por la escasa calidad de las producciones rodadas en tal formato por cineastas españoles.
Sí resulta indiscutible que el rodaje y la manipulación de imágenes en digital han pasado de ser una curiosidad a un hecho insoslayable en cualquier película. Desde el rodaje y el montaje a la fotografía y el sonido, pasando por la dirección artística, los efectos visuales y hasta las caracterizaciones, la información guardada en bits proporciona una libertad a la hora de moldear la imagen inimaginable años atrás.
El soporte ideal para esta nueva imagen es el de lectura óptica. Es decir, el DVD. Aunque para la exhibición cinematográfica los distribuidores siguen recurriendo al celuloide, cineastas como George Lucas o James Cameron instan en estos momentos a la industria para que invierta en proyectores digitales que hagan justicia en los cines a la nueva definición conseguida digitalmente. Ambos esperan que en 2007 el público pueda acceder a proyecciones digitales en cada ciudad.
Sin embargo, puede que para entonces el panorama cinematográfico haya cambiado tanto que esa perspectiva carezca de importancia. En EE.UU. las cifras de asistencia de público a las salas son actualmente las peores de los últimos veinte años. ¿La razón? Tres de cada cuatro espectadores norteamericanos prefieren ver las películas en casa. Aluden para ello a la pereza que les da acudir al multicine para sufrir un montón de publicidad y una mala película, ser atracados en el aparcamiento o en el precio de las palomitas, y aguantar la mala educación de otros espectadores. Prefieren comprar la película que desean en DVD, elegirla a través de la televisión de pago o descargarla de internet, y verla en una televisión de plasma con sonido dolby.
Ahora mismo el DVD proporciona a un filme el 75% de sus ingresos. La exhibición cinematográfica tiene para el grueso del público una función de prestigio y publicidad que determinará, tres o cuatro meses después del estreno en salas, que el visitante del video-club pueda identificar mejor el producto que alquila o compra entre los estantes abarrotados. El cine ya sólo cumple una función social como entretenimiento para quien no ha cumplido treinta años, y cada vez menos debido a internet y los video-juegos.
El hábito de disfrutar de la imagen a través del televisor, el monitor de un pc o incluso el teléfono móvil, influirá sin duda en la manera de hacer cine y consumirlo. George Lucas, que como hemos señalado antes apuesta por la proyección digital colectiva, no es ajeno a estos cambios. Paradójicamente, en su opinión el cine de gran presupuesto no tendrá sentido en pocos años: "No volveré a realizar películas de cien millones de dólares. Cada vez que se realiza un filme con semejantes presupuestos es más difícil recuperar la inversión. El beneficio reside ahora en la televisión y en el DVD, y esos medios requieren otra narrativa y necesidades visuales diferentes". Con sus palabras, Lucas llama la atención sobre un dato que es obviado a la hora de estudiar el consumo audiovisual. Y es que en DVD tienen ahora mismo más éxito los productos televisivos que los cinematográficos. El público, simplemente, parece haberse cansado de lo que ofrece el cine.
Steven Soderbergh, director de Ocean's Eleven o Traffic, se ha atrevido a dar el siguiente y lógico paso al anunciar un compromiso con la compañía 2929 Entertainment para realizar en formato de alta definición seis películas que se estrenarán simultáneamente en cine, televisión de pago y DVD. El espectador decidirá cómo disfrutar de los filmes. El primero de ellos, un thriller llamado Bubble, contará con un presupuesto de sólo tres millones de dólares y un reparto de actores no profesionales.
Sony, por su parte, ha comenzado a desarrollar secuelas a El Hombre sin Sombra, Road House y Aún sé lo que hicisteis el último verano. La novedad no reside precisamente en los guiones, sino que la producción de los tres filmes cumplirá requisitos cinematográficos estrictos pero podría desembocar en una exhibición directa en DVD.
Estas estrategias son recibidas con cautela por la industria. Para algunos, romper barreras entre salas y medios caseros conllevará el fin de la repercusión del cine, y su decadencia. Para otros, supondrá ahorrar dinero y esfuerzos al publicitar las películas. En cualquier caso, como señalaba Ty Burr el 26 de junio en un artículo sobre el tema, "las películas están agonizando. O, mejor dicho, agoniza lo que hemos entendido por cine durante varias generaciones".