Estar encerrado en un habitáculo de acero reforzado; aislado del exterior y sus peligros; con los instrumentos necesarios para sobrevivir el tiempo que sea necesario...
Todo es poco por una vana ilusión de seguridad, sueño alimentado por una hipocondría desbocada y que encuentra reflejo en una realidad en que extremos paranoicos construyen su propio bunker de supervivencia. ¿Pero qué sucede si, llegado el caso, en el momento de alegrarse de tanta obsesión insana al guarecerse en su interior, las cosas no resultan tan fáciles?
Exactamente esto es lo que nos propone David Fincher.
De él podría decirse que ha superado ese puñetazo al estómago que fue "El club de la lucha", si no fuera porque amparándose en la variedad de gustos no falta quien encuentre en ella virtudes tan incomprensibles como su historia de locos/para locos. Pero quién revitalizara el fenómeno Alien con su tercera entrega (pretendiendo acabar con la saga infructuosamente), quien devolviera a la palestra a los psicópatas más sanguinarios con Seven, e hiciese una notable mezcla de ficción y realidad con "The Game", vuelve ahora a demostrar sus dotes de rey de la cámara para crear tensión, claustrofobia y dar grandes dosis de ritmo con auténtica maestría. Y es que en sus manos la cámara deviene un ente todopoderoso que lo ve todo y al que nada escapa, un ojo mental que desde su cabeza hace giros retorcidos, pasa por puntos imposibles, y con una apariencia de infografía impecable se desliza por todos los pisos de la ostentosa casa en tomas de aplauso sin fisura alguna.
Con este despliegue el público pronto se contagia, y ayudado por una fotografía que expresa la angustia de la situación, cada uno de los retos que se plantean van aumentando la tensión hasta llegar al punto culmen, lugar de habitual gozo de productores y guionistas retorcidos, y en el que este director tiene una cierta tradición revolcándose con ellos en la política de rizar el rizo.
En cualquier caso, pocos peros pueden ponerse. Quizá algún reproche por ciertas escenas tensas que juegan demasiado con nuestra salud.