Curiosa e indefinida aparición en la cartelera la de esta fortaleza con pretensiones de sanatorio mental, escenario ideal para un pupurri de malintencionadas aportaciones que, con algunos retoques, podría haber llegado a ser una parodia bastante diligente y gratificante.
Pero ojo, que esto va en serio. Ni el curtido Redford (...menudas edades para empezar a hacer tonterias...) ni el amigo siempre-Soprano, están parodiando la conmovedora lucha de poder que se libraba entre los dos carácteres del "Puente sobre el rio Kwai". Tampoco hay un guiño a las aventuras del habilidoso George Peppard con su "Equipo A" en un momento de repentino ascenso en la estúpida historia que por lo demás estaba alcanzando un notable nivel de incoherencia vergonzosa.
Debe ser este el demente y patético resultado de una producción basada en elementos pretenciosos e intencionados que, abandonados a la suerte de una colección de incompetentes que buscan abrigo en una bandera americana -que debería aparecer en el casting-, consigue un bodrio tan ridículo, incoherente y desordenado, que ni el uso y abuso de tópicos (que redundan en la previsibilidad) hacen sospechar de que haya alguien detrás de todo este desaguisado, sino que parece más bien un rodaje libre encaminado a torturar gratuitamente al incauto que acuda a sufrir su proyección
Incomprensible su existencia.