Tres pilotos de élite de la marina estadounidense son los protagonistas de la nueva cinta dirigida por Rob Cohen (Pánico en el túnel, A todo gas, XXX), un autor que últimamente se ha especializado en películas ruidosas repletas de rugientes motores y abundantes explosiones. No es Stealth: la amenaza invisible una excepción en su trayectoria.
A los tres pilotos (interpretados por unos solventes Josh Lucas, Jessica Biel y el oscarizado Jamie Foxx) se les une al principio de la cinta EDI, un avión de combate increíblemente sofisticado, más si cabe que los que ellos ya pilotan con maestría, que no necesita de nadie a bordo para funcionar, sino que su cerebro artificial está manejado por control remoto por un técnico de la marina. Se supone que los protagonistas deben ir enseñándole a EDI sobre el terreno cómo comportarse en diversas situaciones de combate, pero pronto el prototipo resulta dañado en una tormenta y empezará a actuar de forma extraña e incontrolable. Será labor de los pilotos humanos neutralizarlo como buenamente puedan.
Hay alguna sorpresa en el guión que pilla bastante desprevenido al espectador (suponemos que los tres personajes principales van a tener igual protagonismo hasta el final, pero...), y las escenas de combate enganchan bastante si te dejas llevar por la música y el ruido a todo volumen, aunque pecan de confusas. La historia y su desarrollo son más o menos los de una cinta de acción militar convencional, así que es mejor no esperar grandes cosas de este film y dejar la mente en blanco mientras devoramos nuestro cubo de palomitas.
Entre los aspectos negativos de Stealth me quedo con la falta de claridad de ideas de los protagonistas (tan pronto quieren destruir a EDI como cambian de idea de forma un tanto brusca), la estridencia de algunas escenas (el primer simulacro de combate aturde al espectador recién aposentado en la butaca), o lo poco creíble que resulta que soldados de élite norteamericanos vayan con tantos reparos morales en según qué situaciones, culpándose desde el guión sólo a un mando militar y a un político aislado de todas las corruptelas que tienen lugar por debajo de la trama principal y que indudablemente influyen en ella. Pero claro, para los que hacen estas películas no existen los grises, sino sólo el blanco y negro.