Tras debutar en excelente forma con el drama La vida de nadie, Eduard Cortés vuelve a experimentar con los mismos elementos que le dieron a conocer hace ya tres años. Como en su anterior película, los personajes de Otros días vendrán también ocultan secretos que causarán situaciones impredecibles cuando éstos salgan a la luz. En este caso, la historia gira en torno a Alicia (Cecilia Roth), una profesora insatisfecha con su vida personal y con una hija adolescente (Nadia de Santiago) que encuentra pequeños placeres visitando los chats de madrugada. Alicia conocerá a Luís (Antonio Resines) un hombre encerrado en su propio drama personal. El vínculo surgido entre ambos dará paso a segundas oportunidades, pero ¿resulta posible olvidar el pasado?
Con tan solo dos películas en su haber, el director Eduard Cortés sabe lidiar con unos personajes de lo más atormentados, creando a través de ellos ambientes asfixiantes donde a priori se intuyen pocas salidas. La cinta arranca a modo de tragedia griega como metáfora explicativa del argumento: ¿habría sido feliz Ulises si hubiera conseguido olvidarse de Itaca?. Tras esta frase se esconde la intensidad dramática del planteamiento, en el que sus protagonistas Cecilia Roth y Antonio Resines vierten todo su talento al servicio de una historia cargada de pasión, desgarro y esperanza.
Este romance otoñal posee, sin embargo, un regustillo forzado que no permite redondear del todo el entramado de la narración. Tal vez se la falta de un guión de mayor envergadura puesto que los personajes están tratados desde el respeto con el mayor cariño, algo que se nota a la legua.
No obstante y siguiendo con las virtudes del director, aparte de gran creador de atmósferas y personajes, podíamos situarle como uno de los descubridores de talento juvenil como ya hizo con Marta Etura. Esta vez le ha tocado a Nadia de Santiago y a Nacho Aldeguer, desde aquí cabe augurarles un futuro prometedor.
Inspirada en una noticia de prensa, Otros días vendrán mantiene el interés del respetable durante todo el metraje con esa combinación de drama con ciertas dosis de suspense, dando a entender que la flauta no sonó por casualidad con su ópera prima. Quedémonos con que esta producción tiene uno de los finales más redondos de los últimos años.