Si alguna vez soñó usted con una noche sangrienta en Gran Hermano, venganza merecida para toda la tribu de necios televisados que sin permiso se colaron en su casa, quizá esta sea una película con la que encontrará algun siniestro placer. Será el principal fundamento, todo sea dicho, destacando entre un aspecto cutre intencionado y, una trama algo forzada en su desenlace con permanente deseo de reclamar tensión aprovechando atmósfera.
Pongamos como originalidad a 5 concursantes 'vulgaris' que esta vez venden sus vidas por internet. Rodeados de webcams, este es el puntito tecnológico-modernito que servirá para congraciarse con públicos que se sientan en la onda informática. Y a ser posible que no sepan demasiado del tema, porque se impone un esforzado ejercicio de exégesis generosa, de voluntarioso favor para creernos que el montaje de desorientado de internet propio de cibermerluzo tiene algo de sentido en algunos tramos. Aún así, ni si muere uno o todos, ni si hay un complot o deja de haberlo, tiene la más mínima repercusión en esta época de competición de guionistas metidos a serial-killers. Hemos visto caer a tantos grupitos de tan diversas maneras, que no es de extrañar que la filosofía cuantitativa de la industria, basada en el simple "más más más" planee estos días una nueva cinta titulada "La casa de los 1000 cadáveres". Pero volviendo al 'ojo pequeño', centrándose toda la atención en el aislamiento desalentador de los concursantes y sus luchas contra el frío y la oscuridad -ramalazo superviviente- el imaginario soñador disfrutará pensando que hubiera pasado si a unos cuantos se les hubiese puesto algo más que la pierna encima.
Lástima que algunos pasajes languidezcan en su tratamiento del miedo... y eso que las cámaras nocturas y los ojos vidriosos tienen su intríngulis. Y que en ocasiones, asustar, asusta...