De vuelta a la pesadilla
En su filmografía, Burton tiene varias cintas que por su estética marcan un punto y aparte respecto al cine convencional. Quizá de todas ellas la más marcada, desprovista de los límites físicos que impone el uso de actores y sin caer en el aspecto gráfico artificial de los usos informáticos, sea ‘Pesadilla antes de navidad’. Concebida por él y dirigida realmente por Henry Selick (también responsable de James y el Melocotón Gigante), la historia de cómo Jack Skellington, rey de las calabazas y estrella absoluta de Halloween secuestra a Santa Claus para reinventar las fiestas navideñas, se convirtió en una de sus más claras muestras de delirio fantasmagórico, siniestro y alegre a un tiempo, responsable de un estilo que ahora proseguirá con La Novia Cadáver.
Del diseño de producción esta vez se encarga Alex McDowell, que con trabajos como Minority Report o El Cuervo llamó la atención de Burton para encargarse de sus dos nuevos proyectos. Con el buen resultado de “la fábrica...”, aquí tenía la importante misión de dar vida a la muerte y muerte a la vida, o como el mismo afirma “el quid de la historia, visualmente, es que hay una inversión de las expectativas”. De esta forma, “el País de los Vivos es de hecho un lugar gris, aburrido y muerto en el que la gente está sin vida, desesperada y triste; y el País de los Muertos está lleno de muertos llenos de vida que tienen verdaderas ganas de vivir”. Así concibió dos universos paralelos en que uno es el reflejo del otro, con la particularidad de que el de los muertos recibe toda la alegría. Un lugar en que los pubs están siempre abiertos y los cadáveres desprenden la vida que para si quisieran cualquiera de los habitantes del aburrido y inhóspito País de los Vivos.
Por ello los edificios son versiones descompuestas del mundo conocido, y con todo bastante más vibrantes, con un animado y orgánico diseño influido por las “vertiginosas y caprichosas” creaciones de Gaudí.
En el terreno argumental, el dislate amoroso formado no se limita a un cadáver que surge de una ciénaga para secuestrar al novio timorato, si no que se le da más profundidad al descubrirnos por un lado la boda por conveniencia entre Victor y Victoria (que con nombres tan cinéfilos provienen de dos entornos diferentes, una vulgar familia burguesa y adinerada, otra noble y arruinada que pretende recuperar fortuna) y la triste historia de una novia misteriosamente asesinada que espera en el limbo la boda que tenía prometida. Pero a pesar de la apariencia desagradable y que su forma de surgir se rodee de oscuridad, acaba por revelarse una encantadora cadáver que forma la relación que describe “su voz” Helena Bonham Carter. “Es un equilibrio agradable, porque normalmente en ese tipo de situaciones de triángulo amoroso sabes exactamente a quien va a elegir él. Pero éstos son tres personajes muy agradables y comprensivos que se enfrentan a un dilema. En cierto sentido, quieres que Victor acabe con las dos – tienes un dilema, igual que Victor”. ¿Cómo se resolverá el triángulo? La respuesta en la gran pantalla.
