Llega a hacer desear una eternidad en esa zona encantada, encadenado a la vestal en muerte más dulce y entrañable que uno podría imaginarse.
¿Es Tim Burton un ser real, de carne y hueso, un humano como el resto, o es sencillamente una figura fantástica surgida de alguna de sus obras y que se revela contra la realidad en el universo de la gran pantalla? ¿surgen sus medios y sus formas de poderes de naturaleza desconocida o de una genialidad incontrolable?
Sinceramente, si mientras se cocinaba chocolate en cantidades industriales con Charlie y compañía, Mr Burton fue capaz de concebir, desarrollar y dar vida a la historia de La Novia Cadáver, es imposible afirmar que pueda tratarse de un ser humano, de uno normal, con sus percepciones limitadas a lo que sus sentidos, una imaginación más o menos desarrollada o una habilidad avezada le permitirían hacer. Porque estamos ante una auténtica perla del cine animado y no animado, una pequeña maravilla que sin apenas llegar a los 90 minutos sabe alcanzar una y otra vez al asombrado espectador rubricando la perfección de lo estético y del cuento fantástico.
El argumento surgido de la tradición rusa, nos habla de un matrimonio por conveniencia que no llega a celebrarse por el cruce fantasmagórico de una novia cadáver que acaba llevándose al novio a su tierra de los muertos. Mientras éste práctica enervado su discurso en una ciénaga, el anillo termina por rodear al frío dedo de la hermosa mujer que quedó esperando el momento por el que había vivido y muerto. A partir de ahí, la presentación de una ciudad fúnebre que recoge todo el brillo que le falta a la tierra de los vivos, agudiza un contraste cargado de culto al detalle, minuciosa elaboración y buen gusto, y que llega a hacer desear una eternidad en esa zona encantada, encadenado a la vestal en muerte más dulce y entrañable que uno podría imaginarse. Unas veces con humor, otras con ternura, la historia va avanzando entre risas y devota fascinación, con escasas intervenciones de musical que ni exasperan a los adversos, ni quedan libres del amplio repertorio de elogios que merece cada uno de sus apartados.
Burton ha formado a un selecto grupo de colaboradores que se han terminado por convertir en sus extremidades, nunca le fallan y él nunca deja de emplearlos con solvencia. La fotografía confunde la animación de dibujos con la del fotografiado de unos monigotes que en ningún momento lo son en pantalla; la banda sonora de Danny Elfman pone su nombre como un subtítulo de cada una de sus cintas; la adaptación de la historia de Carolina Thompson (coautora de Eduardo Manostijeras) hace que ni una sola de las laboriosas escenas quede por detrás de las horas de preparación de stop-motion; la co-dirección eficiente de Mike Johnson recibe todo lo que los recursos de sus allegados aportan mientras ayuda a fotografíar las imágenes de la cabeza de Tim. Y el doblaje compartido por Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Emily Watson o Christopher Lee entre otros, debería provocar lágrimas y sonrojo a quienes se atrevan al sacrílego error de olvidar la versión original, al menos para su re-visionado en DVD.
Cuando uno tiene en su filmografía cintas como Eduardo Manostijeras, Big Fish, Ed Wood, Pesadilla antes de Navidad y le va añadiendo cosas como La Novia Cadáver, puede tener claro que cuando le llegué el fatal destino quizá no le aguarde un mundo de luces y sonrisas como el que soñó y con el que nos permitió hacerlo, pero sí quedará en la historia del cine como el célebre autor de algunas de las más insuperables películas ideadas y practicadas, al que algunos siempre rendiremos aplaudido tributo, esperando por piedad alguna dosis más con que calmar el sopor de asistir a otros prosaicos estrenos semanales.