El uno por su fama de polémico, el otro por la presión de sus fieles, tanto Oliver Stone como Steven Spielberg han coincidido estos días al pedir públicamente confianza en los resultados de sus próximos proyectos, basados en dolorosos hechos reales.
Stone, que se halla embarcado en la preproducción de una película en torno los atentados del 11-S (de la que os informábamos nos hacíamos eco de su equipo técnico y su trasfondo.
Ahora, aunque Munich todavía está en post-producción y John Williams lucha con su banda sonora, el director de La Lista de Schindler ha asegurado públicamente a crítica y admiradores que estará listo para competir en la catarata de premios que se entrega a partir de enero. Hay que señalar que el plazo, por ejemplo, para que la prensa extranjera vote las nominaciones a los Globos de Oro termina el 10 de diciembre. A Spielberg le queda un mes para aspirar a esos galardones, una carrera contrarreloj ante la que hubiera desfallecido el mismísimo Indiana Jones.