Estamos en el tránsito del mundo medieval al mundo moderno cuando Martín Lutero (Joseph Fiennes) ingresa en los agustinos a la edad de 21 años. Este joven fraile inquieto y atormentado por la búsqueda de la verdad, lejos de mantener una actitud sumisa, cuestiona constantemente la manera de vivir la fe. La idea de pecado por el que el ser humano debe estar pagando constantemente que inculca la curia romana en el pueblo no le convence y, tras un viaje a Roma (1510-1511) por orden de sus superiores, comienza su lucha contra la corrupción de una Iglesia que no es lo que él piensa que debería ser. La lucha contra el tráfico de indulgencias como método para obtener dinero de los feligreses será el primer frente de batalla que Lutero abrirá contra Roma: empieza la Reforma en Alemania. Doctor en teología (1512) por la Universidad de Wittemberg, tradujo al alemán el Nuevo Testamento. La religión da así un paso en su acercamiento al pueblo.
Esta superproducción europea recoge la biografía del emblemático Martín Lutero para novelar los años de la Reforma en Alemania. El filme presenta esta historia como una aventura de buenos y malos para acercarse al gran público. Peca, al igual que películas como Shakespeare enamorado o Belleza prohibida, de vestir a la mayoría de la población de los mismos y cansados tonos ocre con que se identifica a la Edad Media en el cine más comercial. Como positivo, el elenco de actores, Joseph Fiennes, Alfred Molina, Jonathan Firth, Sir Peter Ustinow, Bruno Ganz y Claire Cox, entre otros, han sido muy cabalmente elegidos y dirigidos por el veterano director inglés Eric Till (1929).
La película ofrece un visión general bastante ajustada a la historia real, aunque sin profundizar en todas las causas que enfrentaron a Lutero con la jerarquía católica. Como resultado, un guión didáctico y entretenido, y una película con héroe; eso sí, un héroe al que esconden sus lados más oscuros.