El mito de Carmen ha sido mil y un veces llevado a los escenarios, (especialmente a los operísticos). Ahora le toca el turno a Vicente Aranda, que tras su exitosa Juana la Loca vuelve a embarcarse en una película de época. Pero en esta ocasión no nos encontramos con una revisión más del clásico francés, la Carmen de Aranda promete ser la visión definitiva de la heroína de Mérimeé. Este logro es conseguido manteniéndose fiel al original literario; efectuándose, eso si, algunos cambios (los justos) que juegan a favor del desarrollo de la historia. También está cuidada al máximo la ambientación, que representa fielmente la Córdoba del S: XIX.
Pero el mayor mérito de la película (también atribuible a la inconmensurable actriz Paz Vega) es haber creado una Carmen personal y diferente, que dista de la representada en ocasiones anteriores. Se desecha aquí la idea de la cigarrera frívola y divertida para crear una mujer fría, seductora y manipuladora. Es un personaje complejo, rico en matices; todo un regalo para la sevillana Paz Vega, un regalo que ha sabido aprovechar. Y es que no sería de extrañar verla en la televisión de aquí a unos meses con un Goya bajo el brazo.
Otro caso es el del argentino Leonardo Sbaraglia. Quien en el pasado nos brindó interpretaciones tan brillantes como las de Intacto o Utopía se mete aquí en la piel de José, el enamoradizo soldado al que su pasión por Carmen lleva a la perdición. Tratándose de un papel tan pasional y desgarrado, su interpretación, aún correcta, resulta excesivamente contenida, e incluso inexpresiva, maxime teniendo en cuenta que su personaje es el narrador y motor de la historia. Su Carmen es la Carmen que ve el espectador, pues sólo conocemos de ella lo que los ojos de José nos muestran. Y lo que muestran gusta, y mucho. La cinta es una delicia de principio a fin, por los motivos anteriormente expuestos y otros muchos que se quedan en el tintero. Y es que es cuestión de matemáticas: de la suma de un gran director, una actriz en estado de gracia, una historia insuperable y el mayor presupuesto del cine español, solo podía salir una película como esta. Un resultado perfecto.