Con el éxito ahora mismo en nuestras carteleras de Camarón, el bio-pic sobre el mítico cantaor flamenco que ya han visto medio millón de espectadores y ha sido nominado a cinco Goyas, la repercusión de otros filmes recientes en torno a cantantes como Ray (basado en la vida de Ray Charles) o Walk the Line (sobre Johnny Cash), y la futura película sobre Manolete que interpretarán Penélope Cruz y Adrien Brody, no es de extrañar que los productores Tedy Villalba y Álvaro Zapata hayan decidido arriesgar cuatro millones y medio de euros para recrear los años mozos de un icono racial como Lola Flores (1923-1995).
En efecto, desde el próximo 16 de enero y durante catorce semanas, en localizaciones de Madrid, Barcelona, Cádiz y Jerez de la Frontera, el director Miguel Hermoso (Furtivas) retratará la infancia y la juventud de La Faraona, como se conoció en vida a la cantante y bailaora, en una película llamada Lola. El guión de Antonio Onetti ha contado con la aprobación de la familia Flores y se centra en los primeros años de la artista (1935-1957) debido, según Hermoso, a que esa época del personaje es la menos conocida por el público y la que ofrece en cambio más interés dramático y social.
Gala Evora, vocalista del grupo Papá Levante, interpretará a Lola y también cantará y bailará los temas incluidos en la banda sonora, bajo la dirección coreográfica de Cristina Hoyos. El entorno afectivo y profesional de la Faraona será encarnado por Ana Fernández (Solas) como su madre, José Luis García Pérez como Manolo Caracol, Kitty Manver como Mari Blanca, Antonio Dechent como Joaquín Romero y Carlos Hipólito como Arenzana.
En cierto modo, Lola servirá para homenajear la faceta como actriz de la propia Flores, hoy olvidada frente a sus méritos aún vigentes como vocalista de copla y flamenco. Sus películas fueron realizadas con una concepción tópica y localista del musical muy popular en su momento pero imposible de disfrutar actualmente.
Cabe distinguir, en cualquier caso, tres fases en su carrera cinematográfica. La primera abarca aproximadamente de 1946 a 1957, y está compuesta por títulos vinculados estéticamente a la tradición folclórica andaluza, en los que a veces intervenía también Manolo Caracol, su pareja en los escenarios: Embrujo (Carlos Serrano de Osma, 1946); Morena Clara (Luis Lucía, 1954); María de la O (Ramón Torrado, 1957).
La segunda se solapa con la anterior y responde a una serie de coproducciones del español Cesáreo González con compañías hispanoamericanas. Proporcionan a Flores gran fama en Méjico, Cuba y Argentina: Pena, penita, pena (Miguel Morayta, 1953); La Faraona (René Cardona, 1955, de aquí salió el apodo de la artista); Échame la Culpa (Fernando Cortés, 1958); La Gitana y el Charro (Gilberto M. Solares, 1963).
La última muestra a Lola como actriz sin más en películas como Truhanes (dirigida precisamente por Miguel Hermoso en 1983) o Los Invitados (José Ramón Larraz, 1986), y en la serie Juncal (Jaime de Armiñán, 1987). Tres años antes de morir deja constancia de su arte en Sevillanas (Carlos Saura, 1992).