Directamente dirigida a la más lobotomizada facción de mujeres epidérmicas, para los maniquíes fuxias apasionados de la marca chic, los zapatitos conjuntados y las combinaciones de barbie, la rubia legal sigue sus trapisondas de estupidez integral con la excusa del buen corazón.
Respuesta particular al prototipo de rubia tonta, se concreta en las posibilidades de esa tontería para alegrar y arreglar el mundo, con la pretensión de dibujar sonrisas simples entre empalagosos fotogramas. Reese Whiterspoon se ha convertido, no sólo en una de las actrices taquilleras de los EEUU, sino en un nuevo icono de la mujer insoportable que, pese a todo, es el centro de grandes idilios de amor y una vida repleta de éxitos. El encaminamiento asegurado al final feliz se hace por la vía corta, con apenas algún que otro momento del lógico soponcio para la pija recalcitrante. Entre tanto su probidad irá ganándose a todo tipo de personajes que mágicamente se contagiarán de su degeneración neuronal, y participarán con ella en la incoherente aventura de evitar la investigación de maquillaje en animales. En sentido literal.
Ni corta ni perezosa, deambulará por el senado de Washington proponiendo la reforma legal, recibiendo el cariño de los gobernantes yanquies, y preparando declamaciones de oligofrenia patriótica y acaramelada para su extraña causa.
En algún momento quizá se deja entrever la que habría sido una vía para permitirle digno camino a una cinta tan repleta de intenciones confusas. Centrada en rematar y subir el listón con la exageración de su supuesto humor, debería haberse lanzado a un radical esperpento que le diese algo de personalidad, y no abandonarse a la búsqueda del mensaje de buen fondo. El resultado real es el de otra innecesaria producción que se reboza en una exacerbación de la mujer vestida de parvulario, siempre con la gracia de una inteligencia latente que espera oculta el momento de manifestarse y sorprender, y cuyas andanzas darán náusea en su saturación de edulcoramiento rancio, capaz de impregnar cada una de las palabras de su protagonista y con un final que sin tapujos anuncia tercera parte. Y otra vez a aguantar a la rubia.