El realizador cinematográfico Bigas Luna se enfrenta a su primera incursión en el ámbito teatral, una salvaje y personal adaptación de las “Comedias Bárbaras” de Valle Inclán que huele a sangre, queso gallego y pólvora. Como escenario, uno de los de mayor dimensión de Europa: la colosal nave de los antiguos hornos industriales de Sagunto.
Tu relación con Valencia ha sido especialmente fructífera en los últimos tiempos: aquí rodaste "Son de mar", recientemente inauguraste una exposición con tu obra gráfica, Homenaje en la Mostra del Mediterrani y ahora preparas el estreno teatral de “Las Comedias Bárbaras”…¿crees que es tan sólo casualidad o cierta afinidad mediterránea?
Una afinidad muy grande. Porque la Comunidad Valenciana es dónde yo más he rodado. Siempre digo que el espíritu mediterráneo más potente de toda la península va de Castellón a Murcia, que es dónde está el naranjo. Para mí, es la zona mediterránea que más me atrae, la más sensual…Lo marca la naranja, la flor del azahar.
¿ Qué hay de Valle Inclán en Bigas Luna?
De entrada algo muy importante: el amor y odio por nuestro país. Valle Inclán es un hombre que adora y odia a sus personajes, sobretodo en el caso de las “Comedias Bárbaras”; en esta trilogía, él hace una apología y una destrucción del caballero Don Juan Manuel de Montenegro –en la obra, Juan Luis Galiardo- al que yo llamo “el macho ibérico en estado de permanente erección”. Valle desarrolla este personaje, lo quiere, lo mima, lo redime pero lo mata, es un personaje al que también odia. Y ese es mi mayor contacto con Valle Inclán, el tremendismo al que yo llamo “tremendismo ibérico”.
Paralelamente al montaje de las “Comedias Bárbaras”diriges un Taller en Valencia para la formación en los nuevos medios de audiovisuales digitales. ¿ Teniendo en cuenta el abaratamiento y la democratización cinematográfica que ha supuesto la revolución digital, qué crees que es más importante para hacer cine hoy?
Como siempre, las historias; sea hablada o escrita, contar una historia es lo que prima más; no importa el soporte digital, o que sea cine o teatro…Lo que queda siempre es la historia y aún más, cómo la cuentas. La democratización cinematográfica gracias al cine digital hace que aparezcan muchísimos más narradores, muchísimo mejores, y así empezará a coger todo esto entidad de verdad.
Aitana Sánchez Gijón, Penélope Cruz, Leonor Walting…¿por qué eliges siempre mujeres tan bellas para tus protagonistas? Supongo que formará parte de tu propia concepción del cine…
A mí la belleza me interesa mucho; el contraste de lo bello con lo feo. La cosa que mejor representa el concepto de belleza es siempre una mujer…Puede haber belleza en un paisaje, en la naturaleza, sí, en muchos sitios, pero para mí la belleza que más me hace sentir, la que más me llena es la de la mujer.
¿ Existe alguna relación entre tu infancia –etapa lactante- y el gusto por los pechos?
Sí, para mí el pecho de una mujer es el símbolo de la nutrición y a la vez un símbolo erótico. Siempre me ha fascinado desde niño y lo he utilizado, y en esta obra aún más ya que hay toda esta cosa gallega…la leche, Valle Inclán, todo un universo dónde he dado rienda suelta a toda mi imaginería del mundo del seno femenino.
Tu proyecto más inmediato junto a las “Comedias Bárbaras” es "Mouche d'amour"…
Es algo muy personal y me interesa mucho como autor. En él, juego a mezclar diferentes formatos: los considerados antiguos como el 16mm o el blanco y negro con otros que te permiten las cámaras de última generación de tecnología digital. Porque estamos en una época de transición, lo cual es magnífico. Hoy, aún puedes conseguir que te revelen un carrete de 8mm y a la vez rodar en digital.
He oído que te sentirías feliz si la gente, al salir de tus películas, tuviera ganas de vivir, comer, hacer el amor...
Eso sin duda; para mí, el éxito de mis películas es que la gente tenga más ganas de vivir. Yo creo que mi cine, si tuviera que definirlo, es un cine vitalista, yo soy vitalista; también me atrae la vida espiritual, no la descarto, pero me gusta mucho comer, hacer el amor, me gusta la vida y en consecuencia intento llenar mi cine de ello.
¿Esa postura estaría cerca del hedonismo?
Sí, pero no soy un hedonista puro. Porque tengo el estigma ibérico del drama. Un hedonista de verdad es una persona en la que el drama no entra en su vida, en su discurso. En el mío, como ibérico que soy, el drama está presente: aparece la muerte, el dolor… aunque me interesa mucho el placer.
¿Qué pesa más en Bigas Luna, lo catalán o lo ibérico?
Bueno, siempre digo que me interesan más las definiciones geográficas que políticas. Lo que yo me consideró más es nord mediterráneo. Tengo unas características que congenian con todo lo ibérico pero también pertenezco a una etnia que es la catalana, de la que estoy encantado de formar parte.
El público masivo te conoce como director cinematográfico, pero también tienes una amplia obra como diseñador y artista gráfico. ¿Crees que tus símbolos se repiten en el ámbito cinematográfico y el pictórico?
Al principio no, pero cada vez se juntan más. Todo mi trabajo pictórico, mi iconografía, la mujer, el coño, cada vez están unidos en ambas facetas. Esa mi intención. En mi adaptación de las “Comedias Bárbaras” eso está sucediendo mucho. Hay toda una iconografía, mis dibujos, películas de pequeño formato, de conceptos de Valle que yo he mezclado, jugando con ellos.
Tanto tiempo en tierras valencianas te habrá hecho hijo adoptivo de la ciudad del Turia. Si es así y conociendo tu vehemente y sana pasión por la comida: La paella…¿de pollo y conejo o de marisco ?
Bigas Luna sonríe. ¿ Te digo la verdad ? Una buena paella de verduras. Ésa la puedo comer todos los días. La de marisco, en viernes. Y la paella de conejo y caracoles el domingo, con un rioja.
“Comedias Bárbaras” de Bigas Luna cierra oficialmente la II Bienal de Valencia.
Fotos: Ana Herce