Estamos ante una comedia amable ambientada en un entorno colorista, de esas que buscan provocar más la sonrisa que la carcajada.
Producción esloveno-croata que podríamos meter en el saco de las películas corales, pero donde adquiere protagonismo la figura de Pero, un treintañero sensible e inteligente que vive muy cerca de la muerte: se dedica a escribir y pronunciar discursos fúnebres en los entierros de su ciudad y alrededores. Además de a las suyas iremos asistiendo a las andanzas de su familia (su padre, sus dos hermanas, su sobrino y una especie de cuñado) y de otros personajes secundarios que se van paseando por delante de la cámara a ritmo pausado, cada uno de ellos buscando cariño y amor en este mundo absurdo, y también cada uno de ellos con características que les dotan de cierta entidad de cara a mantener el interés de lo narrado en esta Defosaenfosa, al menos en un principio.
Con dicho planteamiento, y viendo el primer tramo de película, se entiende que estamos ante una comedia amable ambientada en un entorno colorista, de esas que buscan provocar más la sonrisa que la carcajada, y el caso es que algunas sonrisas se logran, pese a la previsibilidad de las situaciones donde se encuadran. En su segunda mitad, sin embargo, la cinta deriva hacia un dramatismo que sorprende y sobrecoge, más por lo árido de la propuesta (en los últimos 15 minutos de proyección no se pronuncia ni una sola palabra) que por la profundidad de lo contado.
La variedad de personajes, algunos muy estrambóticos, podía haber dado pie a un mosaico que atrapara al espectador. Pero lo cierto es que cuando la película es parca en palabras causa aburrimiento (los tiempos muertos innecesarios se cuentan a puñados), y sin embargo cuando los personajes hablan por los codos todo suena tan intrascendente que te das cuenta de que no hay una historia firme que sustente la hora y tres cuartos de metraje. La correcta forma de plasmar el costumbrismo que tiene el director Jan Cvitkovic es innegable, y tampoco nos quejaremos de los toques de humor negro que van apareciendo aquí y allá, pero por desgracia Defosaenfosa acaba por ser una mera estampa de unos cuantos tipos humanos y poco más.
Como curiosidad reseñar las simpáticas canciones con claro toque balcánico (versiones de conocidos éxitos “pachangueros” como I will survive o Sexbomb) que también ayudan a crear esa sensación de despreocupación en el espectador, pero que en lo musical nos traen a la mente a Emir Kusturica, otro realizador de la zona que quizá le hubiera dado más empaque al producto final.