Con dos años de retraso llega a las pantallas "La seguridad de los objetos", drama coral ambientado en un barrio cualquiera que relata la cotidianidad de los que allí habitan. Detrás de esa aparente normalidad se esconden verdaderos dramas humanos:una madre cuida a su hijo en coma tras un accidente, en la casa de al lado otra mujer ve como su marido se casa con otra despues de un divorcio complicado, el vecino se da cuenta que ha perdido media vida trabajando -o lo que es más importante, está perdiendo a su família-...así hasta completar siete historias vertebradas bajo un mismo hilo conductor.
Este filme supone el segundo trabajo en la dirección de Roche Troche, conocida por su fresca e irreverente ópera prima "Go fish".Pero parece que la realizadora estadounidense ha dejado atrás esa frescura y nos ofrece en "La seguridad de los objetos" una mirada un tanto trasnochada. No cabe duda que ha sabido rodearse de un buen reparto. Resulta casi imposible encontrar una mala interpretación en Glen Close, pero da la impresión de que lleva varias películas realizando el mismo papel. Ese no es el caso de Patricia Clarkson, inmensa actriz de gran preparación intuitiva que borda cada papel que le ofrecen y es,con mucho lo mejor del filme. Pero con eso, por desgracia no basta.La narración va perdiendo fuelle a medida que avanza el relato, todo se vuelve tan monótono que llega a resultar cansino, aunque no se haría justicia si no destacáramos breves momentos de lucidez (la relación de un niño con su muñeca tiene su gracia). Por otro lado, tambien encontramos pequeños detalles que provocan la incomprensión del espectador, así como escenas resueltas de manera más bien zafia. Esto unido a algún que otro desdibujado personaje (¿tiene algún sentido el papel interpretado por la desaprovechada Mary Kay Pierce?) dan al traste con este drama aparentemente profundo pero falto de contenido.
Encargada de inaugurar el Festival de San Sebastián hace un par de años, "La seguridad de los objetos" representa un descuidado ejemplo de lo que debe ser la sólida construcción de historias cruzadas.Está claro que no todos podemos ser el maestro Altman.