John McTiernan, director entre otras de Depredador (1987), La Jungla de Cristal I y III (1988, 1995) y La Caza del Octubre Rojo (1990), afronta la posibilidad de pasar cinco años en la cárcel si se concreta judicialmente la acusación que pesa sobre él por mentir al FBI en un caso de escuchas ilegales.
Al parecer, el cineasta contrató en el verano de 2000 al investigador privado Anthony Pellicano para que espiase a Charles Roven, productor que trabajaría con McTiernan en Rollerball (2002). Sobre Pellicano pesan actualmente un total de 112 cargos por grabaciones efectuadas previo pago a personalidades del mundo del cine como Keith Carradine o Sylvester Stallone. Cuando el FBI interrogó a McTiernan el pasado 13 de febrero por su posible implicación en el caso, el realizador manifestó no tener nada que ver con las escuchas.
Sin embargo, ante las pruebas irrefutables de su participación en los hechos, McTiernan optó el pasado 17 de abril por declararse culpable, y se le ha concedido la libertad bajo fianza hasta que se dicte sentencia el 31 de julio. Se desconocen las razones por las que el director quiso espiar a Roven.
No es la primera vez que la justicia norteamericana se centra en Anthony Pellicano. En 2002, el detective fue arrestado por intimidar a una periodista interesada en las actividades de Steven Seagal, cliente de Pellicano. En su agenda de trabajo también han figurado O. J. Simpson, Michael Jackson y el productor Don Simpson.
Pellicano es conocido en Hollywood como el matón de las estrellas. Para el articulista Alex Constantine, el investigador "tiene más contactos con la mafia que J. Edgar Hoover".